Velorio
de Cruz de Mayo en el Barrio Las Torres de Los Mecedores.
van XXIX
La cosa comenzó en los años ochenta. El
viejo Víctor Velásquez y la señora Magallanes nos motivaron a
realizar nuestro velorio de cruz en el barrio las torres de los
mecedores. Ese velorio nació como una promesa por la amenaza de
desalojos que vivió toda la zona noroeste de caracas, producto del
desarrollo del proyecto Cota Mil, que tenia programado desalojar
todos los barrios de esa zona, con dos fines específicos: el primero, seguir el desarrollo del proyecto cota mil, desde San José hasta la Guaira y el último,
convertir esa zona en desarrollo urbanístico para la clase alta de
caracas.
En
ese tiempo las comunidades se organizaron en una inmensa red, donde se hicieron marchas, denuncias y tomas de tractores y debido
a las protestas y al viernes negro no se pudo ejecutar dicho proyecto
y debido también, en nuestro imaginario y feligresía, a la promesa a
la cruz de mayo bendita.
Mucha gente no recuerda esta promesa o no la
tiene ya en su imaginario pero este es el verdadero origen del
desarrollo de nuestro velorio de cruz.
La
primera versión de esta manifestación en nuestra comunidad fue
multisapida por que todavía no nos habíamos formado como músicos y
ese día cantamos aguinaldos, parrandas, villancicos, polos, golpes
de tambor y hubo hasta una corrida de toro al final de la calle
sucre.
Recuerdo
que el señor Víctor tenía unos cachos de toro en su casa y Ricardo
Muñoz buscó un mantel rojo y colocaron música Sevillana y el viejo
Víctor hizo las veces de toro y en medio de una algarabía todos gritaban ole, ole, ole, toro.
El viejo Víctor nos apoyó y gracias a él, todos sus hijos. Ismenía, Lala,
Silvia, Nelson y Víctor José. Nos brindaban su casa como centro
logístico. Prestaban su baño. Euclides el esposo de lala, asumió la
tradición de hacer el hervido. Silvia nos apoyó por muchísimos
años haciendo los recuerditos que se llevaban los asistentes a los
velorios de cruz.
Para
mejorar la calidad de nuestro Velorio: Ricardo “Ricardito”
Guerrero y Leonardo “Opina” Garcia, decidieron hacer un taller de
percusión mirandina en la zona colonial de Petare, en el Teatro Cesar
Rengifo, con la Agrupación “La Patria y su Gente” dirigida por
el negro Cruz. Allí conocieron al negro Cheo y a Ángel Palacios,
fueron a Curiepe y conocieron A Chupa Caña (+) y a los tambores de
San Juán de Curiepe, y luego nos transmitieron ese conocimiento a un
grupo de jóvenes en la comunidad, fundamos el grupo flor de Patria y
así afinamos nuestro velorio de cruz, adaptándolo al estilo
mirandino.
En
esa experiencia nos llegamos a convertir en uno de los velorios de
cruz más importantes de Caracas. Nuestro velorio fue concurrido por
muchos músicos caraqueños y de gran parte del territorio del país.
Previo al velorio organizábamos con el grupo cultural actividades
pro-fondos para el desarrollo de la misma. Organizamos verbenas, batidas en los autobuses, bazares. Solicitamos apoyo logístico a
algunas instituciones que la mayoría de las veces nos embarcaban. La
gente se sumaba a nuestra fiesta y poco a poco dejo de ser la fiesta
de los cuatro jóvenes y el viejo para ser la fiesta de la comunidad.
Nuestros muchachos que eran más muchachos que nosotros se fueron
formando como músicos, cantores y asumieron la experiencia de
organizar ese acontecimiento cultural. Hoy en día la organización
logística la asume un grupo de personas en las cuales me incluyo. Y
lo organizamos haciendo un fondo donde cada adulto colabora, uno trae
las flores, otro se encarga del sancocho, otro adorna la cruz y monta
el altar y otros traen el aguardiente. Algunas familias se comprometen a
prestar sus baños a los visitantes y algunos cuartos (los de mi
casa todos) se abren para las mujeres embarazadas, los ancianos o los
niños que decidan descansar en la madrugada
Es
una fiesta que nosotros sembramos en el barrio, que ya es patrimonio
de la comunidad y que quedó el espíritu de la gente que habita allí y que decidió no dejar morir la fiesta. Eso es un logro importante como
experiencia de vida y como aporte sustancial para una memoria
comunal, que negamos a registrar trágica, marginal, miserable,
ignorante en su concepción
Pero
la magia del velorio de cruz era y es también, ir a apoyar la labor de
otros compañeros que en otras comunidades organizaban y orga los velorios
en los años ochenta y noventa. Durante todo el mes de mayo y
principios de junio no hubo fin de semana, comenzando el viernes por
la noche y terminando el domingo, que no asistiera a velorios de cruz
en las comunidades de La Pastora, Catia, La Vega, 23 de enero, El
junquito, Carapita, Petare, Filas de Mariche, Chacao en Barrio
Pedregal, Caricuao en las Terrazas donde está la Simón Rodríguez y la imprenta, regional y
apoyábamos a compañeros que organizaban los velorios de Cruz,
Totoño Blanco, William Ochoa, Ricardo Linares, Ricardo Hernández,
Wilfredo, Chanie, Juancho, Neguel Machado, Wladimir, Luis Gerardo, Efraín, El negro Cruz,
Ángel Palacios, el negro Cheo, Cipriano Gómez, Isidro Morrocoy,
Arturo, El negro Simón, Luis Luna entre otros.
En
este año 2012 nos tocó realizar la edición XXIX de nuestro velorio
de cruz y pudimos con gran algarabía reunirnos, el sábado 12 de
mayo, los que por muchos años hemos estado tratando de preservar
esta fiesta en el barrio. Allí Luis Lopéz como principal promesero,
junto a su compañera Zenaida, que también elaboro unoas collares como recuerdos, cubrieron gran parte de la logística.
Freddy Herrera presto su casa y su hogar para que la gente se
hospedara y comiera su sancocho en la madrugada.
Lo mágico fue que después de muchos años nos reunimos Luis Lopez, Leonardo García “Opina”, Ricardo “Ricardito” Guerrero, Carmen Carrero, el Chino y su hermanos, Freddy Herrera, Tubito, Alejandro Serrano, Rafael Serrano, (que estuvo temprano por que estaba pasando una gripe y no podía serenarse,pero estuvo), Oswaldo Pio Izquiero, Liliana Médina que es la promesera de este año, y los panas “Marrón”, mi primo Eimer, Iván, mi hermana Gilda, La Flaca Maigualida, Celeste, desde Caracas nos acompañaron gente de la vega, Ayarí, hija del gordo Edgar, vino con su familia; el cubano desde San Juan y Juan Madrid con su alegria y su nostalgia. También nos visitaron cultores desde los Valles del Tuy y desde Birongo, y espiritualmente Gladys Sucre y Mercedes Palma.
Lo mágico fue que después de muchos años nos reunimos Luis Lopez, Leonardo García “Opina”, Ricardo “Ricardito” Guerrero, Carmen Carrero, el Chino y su hermanos, Freddy Herrera, Tubito, Alejandro Serrano, Rafael Serrano, (que estuvo temprano por que estaba pasando una gripe y no podía serenarse,pero estuvo), Oswaldo Pio Izquiero, Liliana Médina que es la promesera de este año, y los panas “Marrón”, mi primo Eimer, Iván, mi hermana Gilda, La Flaca Maigualida, Celeste, desde Caracas nos acompañaron gente de la vega, Ayarí, hija del gordo Edgar, vino con su familia; el cubano desde San Juan y Juan Madrid con su alegria y su nostalgia. También nos visitaron cultores desde los Valles del Tuy y desde Birongo, y espiritualmente Gladys Sucre y Mercedes Palma.
Lo
Mágico fue que cumplimos nuestra promesa y recibimos la luz del día
cantando al ritmo de fulía “el gallo pinto”, lo mágico fue que
lloviznó a eso de las cuatro de la madrugada y el canto no se
detuvo, lo mágico es que seguimos fortaleciendo este espacio como
lugar de encuentro, lo mágico es que le ganamos una madrugada a la
violencia y seguimos preservando la fiesta que ya nos pertenece como
comunidad.
Lo
Mágico es que pase lo que pase, esa luz y ese canto no morirán
Una especie de sincretismo se muestra en esta celebración. Política y Religión, Magia y Derecho a la vivienda, Resistencia y Fe se unieron y fortalecieron un grupo alrededor de una fiesta, de cantos, de ligar lazos de amistad y crear un proceso que los identifica y marca un sentimiento de lo que es una Comunidad. Un recuerdo que no es solo la memoria de ese grupo, sino de muchos que nos vemos en ellos.
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