Variaciones sobre Variaciones urbanas
Yo no quiero que
piensen que soy sólo una palabra
Yo soy poesía
Yo asumo la
riqueza del verbo
¡Soy poesía!
Xoralys Alva
Tal
vez este fragmento del poema “Poesía
I”
pueda servir de prólogo a "Variaciones
urbanas"
primer libro de la poeta Xoralys Alva*, editado por el Colectivo de Ediciones La Mancha (2011), que desde estas líneas asume
su compromiso con y por la palabra y nos convoca a que alcancemos a
leer un trozo del todo que conforma a la ciudad, ya que asumiendo la
riqueza del verbo, la poeta se atrevé en cada poema a dejar en
nosotros su lectura de esta inmensa, tormentosa y adorada urbe.
Los
poemas de Xoralys Alva presentes en este libro me permiten
reencontrarme con los primeros versos de Alejandra Pizarnik,
envueltos en la fuerza de un verbo en constante crecimiento y
rebelión, colmados de un poder interior que se abre paso con el
lenguaje para encontrarse desde allí con la ciudad y su tiempo.
Lenguaje
y silencio, son al igual que en Pizarnik, ejes que articulan la
poesía de Alva. A través de la palabra espera alcanzar la meta
esencial; pero también a través de la expresión constante de ese
silencio que la hace reflexionar y verse a sí misma en un universo
de posibilidades, que en primer momento deberá resolver con el
lenguaje. Hasta tanto no se resuelvan, no encuentren cabida en él,
permaneceran allí acompañandola calladas; pero no inmóviles.
A
través de este libro asistimos a un encuentro de constante
irreverencia con la ciudad. Con música propia, con incandescencia,
Variaciones urbanas
rinde un homenaje ritual a la ciudad y a su montaña El Ávila, tótem
místico de simbología de la urbe. A través de la montaña y sus
verdes follajes se humaniza la existencia citadina. Existe un espacio
para el respire, para la recreación, para el descanso, pero este no
es el todo, porque el libro, tal como su nombre sentencia, alterna
los espacios de existencia y cada uno de ellos se redimensiona para
exaltar, condenar, siluetear y vivir con suma intensidad la dinámica
de la urbe.
Existe
una musicalidad, un ritmo en el desarrollo de los poemas que se
yuxtaponen como instrumentos musicales y notas de una pieza de jazz,
logrando conformar en diversos fragmentos una silueta de esta ciudad
y sus suburbios.
En
el tránsito por este poemario hallamos diversidad de voces que
acompañan a nuestra querida poeta y que a su vez dictan premisas
para marcar maneras de ver y leer a la ciudad. Voces que no sólo
están con ella, en la mayoría de los textos, sino que desde la
exterioridad de su conciencia dictan las líneas y construyen las
imágenes para desarrollar este viaje. Nuestra poeta reconoce sus
voces interiores y por eso nos afirma en un poema:
El que escribe no
eres tú
no soy yo
el que escribe,
es otro.
Pero
lo que surge de su propia voz, de su conciencia social, de su
sensibilidad es el repudio y la condena a las rutinas burocráticas
de las ciudades donde las dinámicas estériles y alienantes limitan
los espacios para la eclosión del acto poético y donde se condena a
sus ciudadanos a una eterna espera de cambios que deberían generarse
primero en cada conciencia individual:
Mientras,
el arte espera
paciente
por ser llamado
al bate.
El
libro se bifurca por distintas vertientes poéticas: acueductos,
ríos, quebradas, que se desprenden de la montaña poética que
constituye la voz de nuestra autora.
Xoralys
escribe desde la ciudad pero también se lee a sí misma. En esa
lectura es víctima y victimario dejando en claro que es sujeto
corresponsable de todo el constructo imaginario de la ciudad.
La
ventana como arquetipo es el ojo desde donde observa a la ciudad y a
las manifestaciones que en ella se desarrollan, desde allí percibe
toda la angustia y la pasión por la existencia presente en la calle.
El subterráneo atraviesa la ciudad y transporta toda la
desesperación de su rutina y la ventana es ese cinematógrafo donde
se percibe la realidad que interpreta esa voz interna, constante,
inmaterializada que, de una u otra forma, modela su conducta; pero a
su vez la poeta se deja ver sin mayores pretensiones que la de ser
reconocida como la conciudadana, testigo y protagonista, sujeto y
objeto, de todas las manifestaciones que esconden los mitos y develan
los ritos urbanos:
A través de la
ventana en el metro:
fémina diáfana
de ojos grandes
cúmulos de
rostros se funden con el mío
hombres sin
nombre
desolación,
agobio.
En
este libro la ciudad arde y Xoralys junto con ella. La destrucción
no tiene cabida en estas líneas, por ello, desde su poesía, la
poeta acude al rito milenario y lúdico de convocar la lluvia con sus
mantras para que continúe ocurriendo el milagro de la vida:
Señor, haz que
llueva
que las lágrimas
del cielo tomen la tierra
pues el Ávila se
quema
(...)
haz que se eleven
las voces al agua
(...)
haz que renazca
la vida por el pulmón de Caracas...
En
Variaciones urbanas
la lluvia es el símbolo renovador de toda existencia. El agua signa
los estados de ánimo y se hace presente en el juego, en la rutina,
en el sueño y en las pasiones que se desprenden de la experiencia de
vivir y se manifiesta en los versos de nuestra mágica poeta.
Esa
mirada desde las ventanas, esa lluvia constante, esa relación con el
mar y la montaña y esa cercanía íntima afectiva con el ser amado
constituyen el componente ritual de este libro.
Pero
la
soledad es la
que se desplaza en cada uno de los versos; porque la poeta hace
sentirla en las pausas, de las que se hace, para poder respirar, y en
cada uno de los silencios, muchas veces ocultos y otras explícito,
se logra percibir:
Trato
de hablar
de
decirte cuánto
pero
más puede el silencio.
Esta
soledad no se manifiesta como tragedia o derrota ni detiene a la
autora en juegos nostálgicos. La soledad se asume como forma de vida
que no altera el estado de ánimo ni genera dependencias afectivas,
sino como experiencia para la creación y para el crecimiento íntimo:
Si
no estuviera sola
esperaría
por tus huellas.
La
soledad no la detiene, al contrario, la impulsa a seguir avanzando,
pues se reconocen otros derroteros para la conformación de su
poética. Ante la soledad, la memoria. El recuerdo como lana que teje
los afectos. La abuela Olga como responsable en este libro del yo
lector de nuestra poeta, de ese yo eterno niño, de ese yo que
germina en la experiencia de la significación de ese encuentro y
desencuentro que marca el significado de la pérdida y que en un
verso logra resemantizar:
Duelo
por dentro en el recuerdo de tu ausencia.
En
el poema “La meta”, sostenido en un fragmento de Dylan
Thomas, el
mar se convierte en el escenario para la experiencia del viaje, donde
al igual que las Ítacas de Cavafis, la suma de todo el recorrido, es
el premio que se recibe como experiencia afectiva personal a una
constante lucha por alcanzar lo que se proponga, para una vez logrado
expresar:
...y
pude sentirlo.
Ya
estaba en ese lugar
sin
estar nunca.
La
magia de estas Variaciones
urbanas,
la percibo con mayor fuerza en ese poema crónica-testimonio, “Ciudad
de humo”, donde la condición de ciudadana de Xoralys, su
compromiso de poeta y su necesidad de hacer crónica queda refleja.
Ya que en este poema, testimonio-autobiográfico, nos muestra su
experiencia diaria con las calles, con el ritmo, con el roce, con la
bulla, de su ciudad:
Camino
y allí estás
en
los bancos de la plaza, en la brisa
en los diarios, en la cháchara de la gente.
en los diarios, en la cháchara de la gente.
Xoralys Alva y
variaciones urbanas se hacen a partir de este momento un espacio en
nuestra poesía y seguro estoy que será el comienzo de una poesía
que eclosiona y que va en constante ascenso, que seguirá creciendo en
ese viaje significativo de la creación. Demos la bienvenida a este
libro que contribuye a seguir dibujando los horizontes de nuestra
eterna ciudad.
José Javier Sánchez
* Xoralys Alva. Poeta Venezolana, Licenciada en Letras, (UCV), Editora, Atleta de Aguas Abiertas, Productora, Fue Editora de Fundación Editorial el perro y la rana, formo parte del Colectivo La Mancha. Grupo Editorial.
* Xoralys Alva. Poeta Venezolana, Licenciada en Letras, (UCV), Editora, Atleta de Aguas Abiertas, Productora, Fue Editora de Fundación Editorial el perro y la rana, formo parte del Colectivo La Mancha. Grupo Editorial.
La pasión en las palabras de esta introducción al libro de la poeta Xoralys Alva contagian al lector de creer que, la literatura poética persigue al poeta y su lector con la magia de recorrer un camino hacia el encuentro con ese punto luminoso de fusión del ser humano con el universo.
ResponderEliminarA Xoralys: sigue alucinando con esos otros que te susurran al oído.
A José Javier: Gracias por esta invitación a la palabra y al silencio que purifican.