el
viaje
al
origen
del
afecto *
Era
la
feria
del
libro
capítulo
Mérida
del
año
2008,
llegué
invitado
por
el
Instituto
de
Cultura
del
Estado,
para
leer
en
un
homenaje
a
William
Osuna
que
acababa
de
recibir
el
premio
nacional
de
literatura.
El
lugar
de
encuentro
fue
La
Casa
Voce
y
entre
los
poetas
invitados
estabamos
Benito
Mieses,
Stephen
Marsh,
Yuri
Patiño,
Rodolfo
Quintero
Noguera,
Karelyn
Buenaño,
Hermes
Vargas,
Julio
Valderrey
y el
Poeta
homenajeado.
Junto
a
ese
grupo
de
poetas
un
novel
poeta,
desconocido
para
muchos
pero
con
mucho
camino
recorrido
en
otros
continentes,
sobre
todo
en
la
extinta
URSS
específicamente en
la
ciudad
de
Moscú
y
en
la
ex-
Yugoslavia,
Marco
Aurelio
Rodriguez,
tuvo
la
oportunidad
de
compartir
sus
poemas
con
el
grupo
de
personas
que
nos
dimos
cita
convocados
por
ese
homenaje
permanente
a
la
palabra.
Su
lectura
esa
noche
se
centró
en
poemas
que
dibujaban
sus
impresiones
sobre
esas
tierras
y
el
sentimiento
de
su
estadía en
la
unión
soviética.
Los
Poemas
de
Moscú
se
quedaron
en
mi
memoria
resonando
como
colgados
en
el
clavito
de
sal
que
recoge
el
poeta
en
su
imaginario,
regalándonos
la
lectura
de
una
Moscú,
enternecedora,
sutil,
dulce
y
nostálgica.
El
poeta
y
yo
iniciaríamos
una
amistad
soportada
en
la
palabra,
en
el
poema
y
en
el
espíritu
de
dar
a
conocer
sus
textos
que
hasta
ese
momento
formaban
parte
de
un
cuaderno
íntimo
que
el
poeta
no
se
decidía a
mostrar
con
suficiente
fuerza.
Volver
de
la
Unión
Soviética
a
Venezuela
después
de
tantos
años
acercó
al
poeta
a
un
país
que
como
bien
lo
señala,
le
tocó
reconquistar.
pero
por
otra
parte
el
poeta
sentía
la
necesidad
de
que
este
país
lo
reconquiste.
Y
en
esa
batalla
de
sueños,
de
cantos,
y
de
silencios
el
poeta
logró
desempolvar
toda
una
memoria
poética
recogida
desde
sus
inicios
como
estudiante
en
Moscú,
como
residente
y
estudiante
en
Yugoslavia
y
como
comunicador
y
creativo
en
esta
su
patria
que
lo
recibió,
no
sin
antes
ponerle
los
obstáculos,
con
los
que
suele
encontrarse
quien
luego
de
una
ausencia
postergada,
regresa
a
su
país
a
reencontrarse
con
su
verdad,
con
su
esencia,
con
sus
viejos
amigos
y
enemigos,
con
su
realidad.
En
ese
oficio
constante
con
la
escritura,
Marco
Aurelio
lograr
concebir
dos
libros
que
recogen
la
experiencia
cosechada
durante
mas
de
treinta
años
de
vida.
Movido
por
el
impulso
de
un
movimiento
editorial
que
se
desarrolla
en
el
país
siente
la
seguridad
para
mostrarlo
sin
el
temor
de
ser
rechazado,
cuestionado,
ni
etiquetado
por
espacios
y
empresas
que
convirtieron
en
fantasma
el
riesgo
de
publicar
autores
inéditos
sobretodo
en
el
género
poesía.
Hoy
el
impulso
de
iniciativas
novedosas
revolucionarias
y
alternativas
tiende
puentes
a
Marco
Aurelio
para
poder
dejar
de
manifiesto
su
testimonio
poético
de
vida
y
su
apuesta
a
contribuir
desde
sus
poemas
a
enriquecer,
oxigenar
y
hacer
lucir
el
lenguaje.
Cáncamo
el
libro
que
nos
convoca
esta
compuesto
por
una
serie
de
poemas
cargados
de
una lírica
de
sumo
peso
que
se
mueve
entre
las
aguas
del
deseo,
la
soledad,
la
memoria
y
una
cercanía
constante
con
la
muerte.
Como
en
Rene
Char,
Marco
Aurelio
apuesta
a
la
brevedad
y
logra
simplificar
en
pequeños
criptogramas
un
sumo
de
imágenes
que
hacen
estallar
el
ensueño
“A
estas
altas
horas
de
tu
espalda,
sólo
me
quedan
los
celos.”
La
magia
de
las
palabras
para
hechizar
y
desbordar
pasiones
se
juntan
como
amarras
de
hilos
conductores
que
siempre
terminan
girando
entre
dos
temas
universales
que
por dialéctica
poética
se
confrontan:
la
vida
y
la
muerte;
el
amor
y
el
despecho;
la
victoria
y
la
derrota
Todo
esto
se
congrega
en
un
cáncamo
de
resonancias
donde
el
poeta,
cual
barca
que
navega
en
el
tiempo,
va
dejando
testimonio
de
un
tiempo
vivido
que
ha
logrado
transitar
por
diversidad
de
rutas
marinas,
terrestres
y
espirituales,
por
la
senda
de
sueños
postergados,
de
profundas
desilusiones
y
de
cierto
dolor
marcado
por
una
nostalgia
infinita
que
no
hace
mella
sino
que
revive
el
espíritu
del
poeta
para
sobreponerse
de
la
muerte,
del
dolor,
del
destierro
y
tener
la
fortaleza
de
ofrecer
el
corazón,
la
palabra
y
el
silencio,
cargados
de
una
compañía
imponente,
a
todo
aquel
a
quien
guarda
en
sus
afectos.
Cáncamo
es un canto a los territorios del duelo y la desolación como
respuesta natural frente a la muerte
“Qué
fácil hubiera sido
que
siguieras vivo. …
… Piénsalo,
anda
y
ahórranos el rato.”
Es
un libro donde la seducción también se amarra para desde el
sortilegio de la palabra hacerse sentir en el oído femenino que
desea ser conquistado por el poema
“Confieso
que
he visto estrellas
en
tus dedos”
“Tu
cuerpo
es
la tierra
que
habito”
Ante
el desamor, la desilusión o el desconcierto, el poeta apuesta a una
espera que es victoria en el poema la desolación es vencida por la
acción implícita en el verso que logra deshacer todo dolor y abrir
caminos en la barca del lenguajes para pescar
“Me
sacó el corazón
de
los caminos
torcidos.”
Para
el poeta el amor es previo al aliento iniciático que da vida a todas
las cosas. Es el génesis de todo testimonio de existencia. Es el
estado donde se originan el bien y el mal. Desde él se dibuja la
rosa de los vientos que dicta los rumbos del afecto
“Antes
de la brisa
está
el amor.”
Marco
Aurelio es una barca y su libro Cáncamo reúne las
amarras de gran parte de los sentimientos originarios que constituyen
la condición humana. Navegar estas paginas atados a una extensa gama
de sentimientos hacen de este libro testimonio lírico y aporte
puntual a la voz delicada y gentil que forma parte de la inmensa gama
de tonos que conforman a la poesía universal
El
vodka, el canto de la balalaica, las lecturas de Bulgakov,
Dostoievski, la experiencia viva de La Guayra y el recuedo de
Yugoslavia viajan atados a este Cáncamo que hoy ofrece a
nosotros, para atar los cabos de un ensueño que desde ya nos lleva a
navegar por toda la poesía
José
Javier Sánchez
Torres
del Silencio, 6 de julio de 2011
* Prólogo del libro "Cáncamo" de Marco Aurelio Rodríguez, Editorial la Mancha. (2012)
* Prólogo del libro "Cáncamo" de Marco Aurelio Rodríguez, Editorial la Mancha. (2012)
El poeta empuña la poesía para sostenerse, tal como lo afirma José Javier en este prólogo "ofrece el corazón, la palabra y el silencio". La firmeza de Cáncamo es un grito que vence el vaivén sin rumbo de la existencia, hacia la sorpresa del amor, de la vida, del otro.
ResponderEliminarQué desea enarbolar el poeta? Qué me invita a ondear en mi andar? Quizá no haya intención en el poeta. Quizá sea invención mia preguntar sus íntimos propósitos. Ese es el lenguaje poético.
Celebremos entonces, Salud Poeta!!!
Ese es el prólogo que cualquier libro debe tener, ese que te invita a introducirte páginas adentro, tinta adentro, palabras adentro, ese que te da la mano y te hace sentir que lo que sigue es más de lo que esperabas de un libro.
ResponderEliminarJosé Javier sabe como tomarte de la mano guiarte y entregarle tu mano al autor para que recorras ese mundo que te brinda la imagen hecha palabra.
Excelente el libro un saludo a Martco Aurelio y otro a José Javier, quien nos abrió una puerta llamada "Cáncamo"
¡viva la poesía!