POETAS CARAQUEÑAS DE SANGRE Y CORAZON
Estas mujeres, jóvenes, poetas, llevan la ciudad en ellas. Y en sus voces aflora como magia que celebra y denuncia, acaricia, moldea.
Sus voces son eco de todos los rincones, suburbios. Alma mater, bohemia y compromiso social político familiar
Su moral, es la ciudad en constante movimiento y ellas no son seres pasivos, se saben corresponsables de la estética, del ideal, de la utopía y el sueño materializado en sus acciones.
Kattia Piñango, Lennis Pérez, Sylvia Paola Sabogal, Yanuva León y Liber Aquarella del Sol Padilla, inician este ciclo por las voces de jóvenes mujeres caraqueñas
Bebamos de ellas
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Kattia
Piñango
Me
dejo arrastrar por la serpiente donde
los
buses dejan sus almas partidas
Con
pasajeros que se pierden en
los
mal abreviados mensajes de textos
y
las maletas de los carros
Todos
quieren uno
La
fiebre del último modelo
Lo
último en tecnología móvil
La
última moda de tener lo que todos tienen
El
cancer de los comerciales
metiéndose
en la fibra de concreto
deambulando
por el cerebro de sus víctimas
Siempre
se trata de parecer
El
resto es obviable
Así
como aquella niña que aprendió
A
caminar viendo para arriba
Como
le enseñaron
El
país de la mujeres bellas
(Ella
es una reina)
“la
venezolana no camina: modela”
Pero
yo
Que
soy venezolana
No
modelo
Camino
No
es pasarela
Es
la vía
En
la que aprendo
Con
la lluvia
Pegándome
en el lomo
Sin
paragua
Sin
prisa
Sin
poses de damita adiestrada
Yo
no modelo,
Camino
Como
me enseñó mi madre
Como
me enseñaron mis abuelas.
(2008)
A David
Sorpresa
fue
que
luego de la brisa
y
la cerveza
y
la conversación
te
quedaste
sosteniendo
cada minuto
y
descubrí demasiado tarde
el
momento en que ya tus manos
eran
necesarias
y
tu inseguridad
te
traía a mi
como
un hombre abandonado
después
de una guerra de mil años
Demasiado
tarde descubrí el momento
en
que la prisa de tenerte al otro lado de la cama
no
era sólo el lleva y trae de una noche
rodeada
de semén y olvido
sino
la de un día en que
ver
una película
y
jugar al encuentro irrestricto y necesario
sería
esa otra parte
que
aquella noche nos ocultó tras sus dientes.
No
sé si servirá de algo decir
lo
que tantas veces
una
se calla
con
la irresistible advertencia
de
arrepentirse luego.
La
cuestión,
-y
no te miento-
no
es la marchita noche del encuentro
ni
los días que brincaron al unísono
gritando
que el viento siempre
trae
palabras repetidas.
La
cuestión
es
que quererse
siempre
es un derecho
del
que nos vedamos
para
no parecer
inútiles
y tontos ante los demás.
Para
mi ya cuentas
en
los días en que
tomarse
un café
y
compartir un desayuno
destrona
todas las noches
en
que me había empeñado
en
marcar siempre las horas de salidas.
Para
mi ya cuentas
a
partir del momento
en
que el olor a óxido
fue
reemplazado
por
sábanas limpias
y
almohadas compartidas.
(2007)
(de: Temporal
(2008) )
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Lennis
Pérez
Mi
cuerpo lleno de eneros sufragó a perder en la vida para ganarle a la
muerte, parió mariposas de colores en mayo y diciembre, sintió los
embates de la lluvia en el tiempo. La música dejó marcas visibles
al amor. Estoy satisfecha, hay amores en la sombra, bajo la tierra en
el jardín, hay amores a la falda de la montaña, otro que luego de
caminar largos días espera ansioso los fragmentos de una sonrisa.
Otro que solo pide a cambio mi mudez. Fui cosechando flores y largos
espinos, sin querer amé los silencios. Fiesta de colores, manos que
me abrigaron. Mi cuerpo pentagrama de caricias, negro, blanco, mudo,
bemoles de la desnudez, danzarina clave de sol. Fa. Do. Cifrado día
que demora, notas entre líneas, migajas marcando rumbo peregrino. Al
final herrumbre de grafías, cabriola de llamas evocando sombras,
lecho solas que aguarda, hoja en blanco ansiosa a que le cuente,
yermo expío, el polvo de mis zapatos deletreando el camino, la
afonía del verbo, mirada intacta en un fondo sepia. Mi cuerpo lleno
de eneros aun aguarda.
SOL
DE GUAYAMURÍ
¿Qué
tiene que ver tu nombre con la espuma?
¿Con
la niebla que te arropa?
El
oleaje quiere alcanzarte, la mar desea regodear tu cumbre
Guayamurí
con la cabeza en las nubes
¿Qué
secretos condensa el agua que te baña?
De
coral, de peces, de lágrimas de pescador
La
mañana se evapora para rociar tu cima y tú te
Deshaces
en agua, tierra, árbol y cardón
¿Cuantos
deseos te grita el viento?
Sortilegios,
mantras, oración del que vive a los pies
De
tu falda, gallos cantarines de tres a seis
Sonata
con fondo marino, soliloquio, verde mudes
Te
derrites en arcilla y viento, dejas descubierto
Tu
hueso calcáreo. Pescador de río revuelto
El
amor revienta semilla-pájaro cardón florido
Serías
válvula quizás Guayamurí?
Garganta-
borrasca- soplo que te custodia
El
cardon brotó tratando de asir el cielo
La
luz del sol que siempre te adorne
La
lluvia que te bañe
No
te desdibujes Guayamurí
Oye
mi canto
A
Juan Calzadilla
Llevo
la tristeza a cuestas cual caracol, las penas contenidas y recontadas
en una noche estrellada se niegan a desalojar la habitación que
ocupo, no sé que espero no entiendo que falta. Una mirada al
carrusel descompuesto, al payaso que tomo la corbata y los libros en
serio, la muchacha sentada a la orilla de la playa contando los
granos de arena en espera de la barcaza que no llega, así soy. Me
perdí entre macondo y las casas muertas y traté de no adoptar las
letras huérfanas. No sé de mis tristezas, las silencio, me las
mastico en el café de la mañana, las oculto tras el maquillaje de
la oficina. La vida me jugó una broma, nací a destiempo para no
encontrarte sino al final del camino y allí estabas quieto
esperando, a primera vista lo notaste. No me sirve de nada el talento
la tristeza me abruma y me doblega, veo mas la espina que la rosa, me
juego la vida y me retrato en el manual para inconformistas, no
entiendo de fórmulas dadaístas pero de eso se trata, de llevar a
cuestas esta tristeza iluminada con tu sonrisa tratando de encontrar
respuestas en el corporal barroco de tu escritura.
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Sylvia
Paola Sabogal
Nunca,
jamás, siempre y sólo Caracas
Caracas
juega a aniquilarnos
mientras se consume a sí misma
en el espejo de lata de un desfigurado narciso
Caracas trata de negarnos
condena al olvido a todos sus pobres
reconoce sólo a los héroes
Caracas es una pradera despiadada
donde el amor se hace a escondidas
Sucursal del Hades,
bacanal,
lupanar,
basurero,
cementerio de esperanzas
dulce néctar de concreto
bastión olvidado por los sueños
Todo eso y cualquier otra cosa es Caracas
nunca tan terrible como pudiera
jamás tan pacífica como parece
siempre viva para quien se atreva
sólo real para quien la acepte
mientras se consume a sí misma
en el espejo de lata de un desfigurado narciso
Caracas trata de negarnos
condena al olvido a todos sus pobres
reconoce sólo a los héroes
Caracas es una pradera despiadada
donde el amor se hace a escondidas
Sucursal del Hades,
bacanal,
lupanar,
basurero,
cementerio de esperanzas
dulce néctar de concreto
bastión olvidado por los sueños
Todo eso y cualquier otra cosa es Caracas
nunca tan terrible como pudiera
jamás tan pacífica como parece
siempre viva para quien se atreva
sólo real para quien la acepte
Varias
caracas Caracas VII
No
te me disfraces de día, Caracas
a qué tanta pompa y falso vestido
si tú y yo sabemos la noche
que llevamos dentro
a qué tanta pompa y falso vestido
si tú y yo sabemos la noche
que llevamos dentro
Varias
caras Caracas III
Tus
rosados me invitan a beberme la nostalgia.
Amanece,
y la noche no pudo acabar la melancolía.
¿Qué nos queda?
Esperar a que se vaya el día
y
se enciendan los postes
Esperar a que se sinceren los puentes
y
resuciten los fantasmas
Esperar de nuevo tu noche
para
que todos bailemos otra vez
la
danza de los olvidados
¿Qué más nos queda, Caracas
si
no tratar de morir en ti?
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Yanuva León
TENGO NORTE de cangrejo y una ridícula sonrisa fuera de
tono, esta cápsula comprada a fuerza de párpados cerrados
es un grosero perfume para vomitar flores plásticas, detrás
la tierra andrajosa se llena de piojos, rastro de uñas en la pared,
agua sucia en las miradas, niños al ajillo en el último banquete
imperial, mar abierto al pez muerte, ajedrez perpetuo en el
jaque, carroña esperanza en muebles de rey, detrás dios abierta
la boca se ríe de Chaplin, tosen los pájaros con rigor de fin en las
plumas, un televisor con piernas de hembra coquetea con las
últimas neuronas y aquí burbuja procaz estos cuentos repulsivos
de palabrotas acartonadas, una promesa envejecida vierte talco
en la letrina, fórmulas de tinta resuelven la ecuación-mundo en
treinta tomos, es mejor un brocado luengo grita sin pudor un
maldito sabio parapeto, óperas, gritos, gaudeamus, pan roto.
Mientras la realidad huele a majada yo pensé en mariposas y en
ti, que no me conceda nadie el perdón.
a Miguel Ángel Asturias
Y ya no hay santo, Dios
ni tú estás más en la boca del caído
del fiel atrás del pan
sin él
se perdió en vuelo negro
el bendito nombre que te hicieron las mesas de lujo
dónde estás pobre pie de sandalias
resucitador de hombres
multiplicador de peces
cuánta nostalgia en tu pupila desaparecida
ni el fuego rojo en la llaga hereje quiere dejar cicatriz
vuelve sólo el hechizo de mis almas vegetales
mis gigantes calcáreos
el maíz en hoja seca de Diablo Grande
el de Asturias con su humo sagrado
qué poco tu reino en mi tierra
qué enana y fácil de superar tu cuesta
ni olivos ni montes
el mar bravío en mis playas
te desnombra
hoy vuelve a vibrar el canto y el embrujo en las semillas
en las manos
en la piel
ese libro tuyo papel-mentira
quedó para azuzar la llama
en los ojos de este cosmos
que por fin se desviste
de tu miseria
sepulcro roído.
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Alma
y la lluvia
Nadie dijo que
llovería y sin embargo el cielo bajó y se nos sentó a un lado.
Como el hombre que esperó su muerte en la entrada de su casa,
nosotras, como hojas , como árboles tristes esperamos en silencio la
lluvia y su olor de tierra mojada. No sé si llegaremos y sin embargo
al mirar sé que de ti, del latido que te vive es suficiente. No pido
más. Llegará la lluvia y con ella los pájaros no tendrán sed, y
con ella reiremos adentro, bajo un techo amplio para que nadie sepa
nuestro secreto placer de gotas frías. Tú, respiración de verde
brisa, sabes cuál será el tono en que nombrarás la lluvia,
acompañandola.
Para
no quedarse con ese trozo de espanto en la boca
Para
no negarse a una saliva histórica
Que
rebulle en la punta de la lengua y que casi siempre es sal
Congestión
del mar y de su orilla
Y
que casi siempre deja en blanco lo que toca
Mataron
a la serpiente y sólo así
Nos
negaron la humedad de la mañana en que nacimos
El
corazón no es lo único que late
Tocaba
su verdor para que me hablara
Y
la hoja se quedó inmóvil como la mano
Como la gravedad
que nos sostiene
Ir a comerme una manzana con Eva y plantarme indecente, poco refnada,
frente a su cuerpo marino, rondarle su cabellera líquida y azul, rescatarla
de
ese viejo egoísta que se hace llamar todopoderoso.
Sentarnos toda la tarde a comer manzanas, las más rojas, las más
blandas y jugosas manzanas del supuesto pecado; comilonas, acostarnos
frente al sol y celebrar la festa rebelde, de seguro Adán andará
buscando hojas para taparse la desnudez, tan cobarde como siempre.
Hablar en otro idioma nunca impuesto, quizás como los pájaros, como los
peces o culebras, un idioma vegetal como esta tarde. Sacarle la lengua
al mundo y reírnos eternamente, danzando como lluvia, empapando todo
lo que sabe a fores. Plantarle otro árbol a la noche para que venga a
recoger sus lunas redondas como naranjas. Las monjas arrugadas,
tediosas, todas despavoridas huyendo de los conventos, gritando el fn
del mundo ¡Eva planta árboles prohibidos con otra mujer desnuda! Adán
se tapa los ojos, ¡Qué horror! El Papa seguro morirá de un infarto. No
verá la rebelión desnuda y sin costilla de Adán. Eva y yo, descalzas
entre las líneas de un libro bien aburrido, decidimos escapar con la
mochila cargada de manzanas, para todas las Evas que esperan
ansiosas el gran mordisco jugoso de la libertad.
Amén.
Salud poeta por beber siempre de la palabra un agradecimiento profundo y verdadero por brindar y brindarnos
ResponderEliminarPoetizar el respiro, la condición, las circunstancias, el ser.
ResponderEliminarMujeres un placer conocerlas y saber que también andan por la vida poetizando la ciudad.
Maria V. Mendez