Febrero
en el corazón.*
Alguien
tenía la necesidad de traducir el mundo en llanto…
… Alguien
tenía que poder a una hora imprecisa
Seguir
tuteándose amorosamente con los muertos”
Gonzalo
Ramírez
La
memoria no se talla con un buril, ni se amolda en un torno de
pedales, tampoco una tejedora acuña los hilos que la componen.
Algunos recuerdos no son cuentos ejemplares ni clásicos de la
literatura ni se embullen dentro de la semiótica de Eco. Están
cargados de ira, de tristeza, de frustraciones lejanas, que nos han
permitido levantarnos. Perduran en nosotros no para consagrarnos en
la escritura sino para salvaguardar los momentos en los que se
construye la historia de un país y si alguna vez se llegan a
escribir habrán sido escritos para preservar la memoria no para
pasar por los laboratorios la crítica.
Cuando
uno tiene diecinueve años es cierto que se tiene la vitalidad
suficiente para comerse al mundo de tres bocados, pero la
inexperiencia, las expectativas, los sueños frustrados antes de dar
el primer paso, muchas veces, permiten que sea el mundo el que nos
devore. Cuando uno cumple dieciocho los padres, los tíos, los
abuelos, le dicen a uno que ya uno se ha convertido en todo un
hombre, que es dueño de sus pasos y de sus responsabilidades, que si
por alguna razón se ha dejado de estudiar se debe buscar algún
trabajo que contribuya a engordar la despensa de los alimentos.
Pero
resulta que uno tiene diecinueve años y es el año de 1989 y un
presidente acaba de coronarse en su país y toma el poder cual Miss
Universo y prepara una fiesta enorme donde el único que no pudo
asistir fue Juan Pablo II. Claro que vinieron todos los de un lado y
los de otro. Esa fue la única vez que vi a Fidel y cuando al día
siguiente vi su foto en el diario 2001 entendía menos, yo un
adolescente, ñángara, con ganas de acabar con la Asamblea
legislativa y con sus diputados, que había votado por Raúl Esté
para liberar a unos presos políticos, estaba bastante confundido con
la fiesta y el bacanal.
Al
tipo lo coronaron y hubo lágrimas y la gente decía con los adecos
siempre se vive mejor. Creo que no pasaron quince días, no lo
recuerdo bien y la verdad no he tenido tiempo de ir a la hemeroteca.
Lo cierto es que el hombre universo, obligado, transado y comprado
por los norteamericanos y la burguesía venezolana dio su segundo
debut con una serie de medidas que si no me equivoco hoy, casi veinte
años después, le llamaron el paquete
Este
pueblo, acostumbrado a las medidas populistas, a su plancha de zinc,
a su pote de lactovisoy y a su telenovela, donde lo único malo que
pasa, le pasa a las mujeres de la telenovela, que se enamoran mal
pero el llanto siempre les garantiza un vestido blanco, se quedaba
sin sueños. Míster Universo declaró aumento de gasolina, que para
un país petrolero como este era un abuso, una estafa, una
especulación. Mucha gente que voto por él, quería pan y circo pero
este señor, como bien recuerdo, pedía sacrificio y esfuerzo y la
gente no lograba descifrar la relación entre el esfuerzo que este
hombrecito pedía a la gente y el esfuerzo que la gente vio hacer a
todos los invitados del planeta el día de la coronación, tomando
dieciocho años, durmiendo en las Suites del Hilton, bañándose en
Los Roques. Claro que yo entendía un poquito, algo, para eso uno
estaba en una célula y que clandestina, para eso uno se había
reunido con los curas jesuitas y con los benedictinos de San José
del Ávila, para eso uno había decidido a los doce años que uno
quería ser del Frente Farabundo Martín o del M -19
Pero
la gente que estaba comenzado a entender, la misma que asistió a las
urnas de votación creyendo depositar una esperanza entendió que
había depositado su condena.
Que
vivan los estudiantes jardín de nuestra alegría… había escuchado
cantar a mercedes y por eso cada vez que, primero en el Liceo Lino
Gallardo y luego en Las Tres Gracias de la UCV, me calzaba una
capucha, lo hacía pensando que cada piedra lanzada era una bala
contra el imperio.
Yo
era un militante de la revolución, de un partido que no vale la pena
reseñar en estas líneas, pero que en ese momento era mi
alternativa. Ellos eran cinco gatos y yo un ratón de bibliotecas
tolerado por su jauría.
Ellos
organizaban conmigo colectas para los heroicos guerrilleros de su
frente, para las movilizaciones, para la propaganda. Ellos eran un
grupo que tenía varios hombres en las montañas y casi el mismo
grupo de hombres en el Cuartel San Carlos como presos políticos.
Cuando
esto pasó ya Douglas se había pacificado, ya el PRV había
desaparecido ya la digepol y la Disip habían ejecutado las masacres
de Cantaura, de Yumare y de El Amparo. Demasiada sangre derramada y
pocos culpables.
Muchos
saben pero pocos reseñan que en Guarenas comenzó la cosa,
No,
yo no soy de Guarenas, siempre viví en la pastora, en una casa
sembrada en el Ávila, rodeada de mangos, aguacates, motos y muchos
carajitos que no paraban de gritar entre sus juegos por ese laberinto
que forman los callejones
Pero
lo pastoreño no quita lo cortes
Yo
estaba muy arrecho con lo del gocho pal ochenta y ocho, lo de Ismenia
pal sesenta y nueve y lo de Carlos Andrés hasta el noventas y tres y
ojo que yo no era copeyano ni mucho menos estaba conmovido, porque un
tigre se hubiera ido a pasar una noche en un rancho caraqueño para
igualmente salir derrotado en las boletas. Que boleta.
En
ese tiempo yo no estaba estudiando. Lo mío era el teatro y el grupo
de payasos populares, que nos salvábamos, porque un enano que
después termino siendo antropólogo para que no lo siguieran
estudiando a él, se ganaba la carcajada de los presentes. Lo mío
también era la música, me la pasaba con un grupo de muchachos
entrándole a un cuatro, a unas tamboras, cantando parrandas, fulias
y aguinaldos por esos callejones.
Uno
tenia una alegría que le hacía sombra a las tristezas, uno sabia
que iba a llegar el momento de echarse plomo con el gobierno. Uno
pensaba que podía salir en una foto como los mártires de yumare o
que le podían incendiar los pulmones como a los camaradas de
Cantaura. Al final todos éramos camaradas.
Pero
uno tenia que dar un paso fuerte y vuelvo y repito que la cosa
comenzó por Guarenas. Lo primero fue el discurso del gocho
casicalvo, sus medidas y el aumento de la gasolina. Allí comenzaron
a engrisarce las guirnaldas de su coronación. Después fue lo del
aumento del pasaje. Todos sabíamos que cuando se anunciaba aumento
del pasaje se anunciaba aumento de la carne, el arroz, las sardinas,
el papel toalet, el pan, la margarina, la jugada mínima y siempre
los estudiantes salían a protestar.
Comenzaron
a trancar la cosa en Menca de Leoni y Guarenas comenzó a arder y
ardió para que ardiera todo el país.
Recuerdo
que esa mañana del veintisiete de febrero de 1989, Leonardo me fue a
buscar a la casa y nos fuimos con Picardito y Rubén hasta el cafetín
de economía.
La
vaina se estaba calentando y los doce del patíbulo ya estaban en el
frente de batalla con sus molotov y sus piedras apostando a tomar el
poder o por lo menos a partirle la cabeza a algún casco blanco
Nosotros
llegamos nos cambiamos de ropa y nos encapuchamos. Allí nos dieron
una botellita con vinagre para las lacrimógenas y nos fuimos a
librar esa batalla, como dice Richard Leal “El Quimiquito”, de
piedras contra balas
La
policía ese día no estuvo como los días anteriores. Nos echaron
perdigones y lacrimógenas como hasta las tres de la tarde pero no
había muchos policías
A
Yulimar Reyes la habían entrevistado a eso de las diez de la mañana
y caracas era un infierno de almas desbocadas por la ira que producía
tanta desesperanza: el acaparamiento, el aumento del pasaje, el
aumento de la gasolina.
Al
final la propia gente decidió darse su circo.
Recuerdo
que nos movimos por varios puntos. Primero en las tres gracias y
después nos movilizamos hacia jardín botánico. Allí, la cosa
estaba más fea
Yo
me fui hacia delante con otros encapuchados y cegato como era y como
lo sigo siendo tenía que esperar a que me dieran la señal porque si
no me tocaba acercarme demasiado
En
ese momento decidí acercarme más de la cuenta y fui recibido por
una ráfaga de balas. Esos no eran perdigones, eran tiros de un 38
Especial Smith & Weashon, que caían sobre el grupo de
encapuchados. Uno de los nuestros fue herido en una pierna y nos tocó
arrastrarlo hasta la cabina de los vigilantes donde los bomberos de
“El clínico” le prestaron primeros auxilios
La
cosa estaba demasiado caliente. Nos llegaron noticias de que estaban
saqueando en Guarenas y saqueo era una palabra que yo había
escuchado en las marchas y que alguna vez ejecuté en una tienda de
franelas. Saqueo era una palabra muy dura que a partir de ese momento
se iba a convertir en una palabra dolorosa no solo para mí sino para
la gran mayoría de los habitantes de este territorio.
Si
siguen los aumentos saqueo popular.
Si
asesinan al pueblo saqueo popular.
Si
aumentan el pasaje saqueo popular.
Si
el pueblo pasa hambre saqueo popular.
Después
que resolvimos lo del tiroteado, comenzaron a acabarse las
municiones, estábamos agotados y no teníamos ojos ni pulmones. Los
doce del patíbulo tomaron un camión de pollos beneficiados y nos
los repartimos entre los encapuchados, los bomberos y algunos obreros
y vigilantes que nos acompañaban.
No
se había desarrollado la fiesta de los pollos cuando llamó el
catire para decir que habían herido a Yulimar y que la traían para
el hospital clínico. Supimos que la cosa estaba fuerte en la calle y
entendimos que pronto debíamos evacuar la universidad. Después de
la noticia de Yuli, se nos fue cayendo la moral poquito a poquito.
Teníamos un presentimiento oscuro y todo se hizo silencio.
No
pasó una hora y el llanto fue la orden para todos. Yulimar había
sido asesinada por un vil casco blanco, que por un salario mínimo,
ejercía la justicia del exterminio a la esperanza, a los sueños, a
la posibilidad de construir un país con justicia social para los
desposeídos, para los sin justicia, para los de arriba, los del
cerro.
Esa
primera muerte juvenil, estudiante, futurista, muerte de inocencia
utópica, de los revolucionarios universitarios. Esa primera muerte
de los que soñamos con ser profesionales para transformar muestro
país en un mejor país. Acababa de apagar un lucero y se encendieron
miles de hogueras que fueron a decirle a Gochicalvo que si se trataba
de convertirlos en pobres a cucharadas ellos decretaban el caos.
La
sangre de Yulimar, el precio de la gasolina y el engaño del
gochicalvo. Desataron la ira de la gente. La gente decidió tomar por
sus propias manos la justicia. La gente soñó y en ese sueño se
apropió de cocinas, neveras, lavadoras, latas de sardina y potes de
cloro. Los jóvenes se apoderaron de los frascos de licores y cuando
abrieron los depósitos apareció el café la azúcar la harina y el
aceite que se habían convertido en productos en peligro de extinción
y revelamos que los señores de los abastos acaparaban productos para
subirlos de precio y la gente tomo esos productos, pero también tomo
las vitrinas, los muebles, las cajas registradoras y por cosas del
diablo los mismos casco blanco que asesinaron a yuli comenzaron a
derribar las santamarías con sus motos para que la gente hiciera
fiesta y los organizaron en colas y les dijeron que si no había
orden iba a ver plomo y después esos casco blanco esperaban a los
niños a las señoras y a los hombres que iban llegando a su casa con
un tobo lleno de salsa de tomate y esponjas scoth britte y se las
quitaban y se les metían a los ranchos y les robaban también los
televisores. Y el que no entregaba la mercancía le daban plomo como
le habían dado plomo a yuli y el que se les alzaba le daban plomo y
si por alguna razón ellos veían a un grupo de gente en una tienda
de electrodomésticos tratando de saquear un televisor para poder ver
sus telenovelas o un minicomponente para escuchar mejor sus carreras
de caballo, esos casco blanco, los mismos que asesinaron a Yuli, los
mismos que robaban a las saqueadores en las esquinas, llegaban
disparando para que la gente desalojara los locales y ellos luego
poder robarse todo lo que querían y cuando disparaban mataban gente
porque ellos eran parte del vandalismo
Gochicalvo
se quedo callado y Venevisión, RCTV y VTV comenzaron a transmitir
los saqueos de caracas y a partir de ese momento el saqueo comenzó a
ser nacional y la gente saqueaba abastos, bodegas carnicerías,
panaderías, zapaterías, chucherías, mondonguerías. Y fue todo una
apología a los saqueos.
El
gochicalvo trató de hablar y no pudo, sus ministros trataron de
hablar y no pudieron…
“Llegaron
los criminales por las calles y avenidas
Matando
gente en los barrios dejando al pueblo sin vida”
Luis
"Beto" Ochoa
Le
dieron la tarea a un general de centroderecha, formado en la escuela
de las américas, que era ministro del gochicalvo y de sus intereses,
no del país.
Gatillo
Allegro quedo registrado para la historia como el general ministro de
defensa que aplicó el plan Ávila en los sucesos de febrero de 1989.
Al
país después de la fiestas de las botellas de salsa inglesa y
mayonesa, después del festín de las sardinas y los diablitos,
después de la delicadeza del cloro y el jabón azul, le tocaba ahora
resistir el hecho más sangriento de los últimos tiempos de su
historia. Yo no recuerdo un derramamiento de sangre tan vil, ni una
masacre tan abominable como esa.
El
gatillo sacó a las fuerzas armadas para la calle, las tanquetas, los
proyectiles, los fusiles y a su ejército. Un grupo de soldados de
todas las fuerzas, jóvenes todos, entre dieciocho y veintiún años,
comandados por uno que otro teniente. Y el gatillo hizo un enroque
con las guarniciones y los del norte se fueron al sur y viceversa y
los de oriente a occidente y viceversa. La orden era que la gente
estaba armada y ellos tenían que rescatar y preservar la democracia.
Le dieron de comer pólvora para que ellos le dieran pólvora a la
gente y desde ese momento todo fue muerte.
No
hubo célula clandestina ni grupo de izquierda, ni insurgente, que
orientaran, que coordinaran, que fueran la vanguardia de toda la
gente que arrasó con bodegas, abastos, carnicerías, panaderías y
no hubo Dios que doblegara a un ejército que disparó contra niños,
ancianos y mujeres embarazadas.
Acusaron
a la gente de violenta porque para ellos no era violencia el
acaparamiento, el aumento del pasaje, el aumento de la gasolina, el
engaño de las campañas electoreras, las planchas de zinc o el
lactovisoy
Gochicalvo
apareció cuando ya habían destruido toda la ciudad y llamó al
orden e instauro un toque de queda, suspendió garantías y a partir
de ese momento se legalizó el saqueo a la vida.
Todas
las noches a partir de ese momento hubo ráfagas de bala. Yulimar
estaba muerta y también en las avenidas de la ciudad, en la puerta
de los abastos, en los apartamentos de el valle, coche y el 23 de
enero, en las escaleras y callejones de Catia, Petare y el
cementerio, estaban siendo asesinadas más de cinco mil personas por
un grupo de soldaditos de plomo presos en su miedo
Gochicalvo
y el gatillo tenían que tapar el caos que estaban generando y
recuerdo que los camiones del aseo
recogían
a los muertos y los fueron depositando unos encima de otros en el
sector La Peste del Cementerio General del Sur.
Recuerdo
que dentro de los muertos de Petare había un camarada de la célula
y un amigo que había sido payaso con nosotros murió en los jardines
del valle. Pedro Mosquitón, que en paz descanse, me narró días
después como habían acribillado a un grupo de mujeres que hacían
una cola en un abasto en coche
Yo
sentía que se estaba muriendo el país, yo estaba viviendo en un
país condenado a la tristeza, al terror, al abuso de su propio
ejército
Yo,
que había estrellado mis piedras ante unos cascos blanco días
antes., estaba rodeado de militares que, bien sabía, no dudarían es
dispararle a lo que fuera.
Nos
costó demasiado sobreponernos a tanta muerte, a tanto atropello, a
tanto abuso.
Los
que estábamos en células entendimos que no éramos vanguardia de
nadie, que cuando los pueblos se levantan puede pasar lo que sea, que
no hay decreto que imponga directrices.
Era
necesario trabajar más cerca de la gente, con la gente.
Un
graffiti en una pared, una patrulla incendiada, doce bombas molotov,
no transforman un país, sólo calman la angustia de un grupo de
jóvenes inquietos.
Entendimos
que cualquiera puede tomar la dirección si no hay trabajo de
hormiguitas y que la gente estaba por encima de nosotros. Que había
que tener varias opciones.
Muchos
meses después, cuando gochicalvo se sintió más seguro, creo,
restablecieron las garantías, a mi no se me quitó del cuerpo la
sensación de la muerte y entre La Vega y el 23 de enero, nos
comenzamos a reunir un grupo de músicos que hicimos una cantata para
denunciar los abusos del ejército. Se hicieron guardias nocturnas en
La Peste para que no desaparecieran a los muertos y salieron madres
reclamando a sus hijos
El
gatillo dijo que solo eran doscientos sesenta y nueve muertos,
nosotros calculamos diez mil en todo el país y la consigna fue
denunciar y denunciar pero no, no había respuestas, del otro lado
todo fue ignorarnos y silencio
Y
cada vez que estábamos en las calles nos mandaban a un comando de la
GN
El
gordo Edgar, Luís Luna, Alejandrina, Ricardo, Beto e Indira junto
conmigo y muchos artistas plásticos, músicos y gente de teatro,
dejamos las piedras y comenzamos a disparar canciones, poemas,
performances, ante tanto atropello y Gochicalvo se sentía
indestructible. Nosotros decidimos apostar al tiempo y el gordo Edgar
desarrolló a los Caribes de Itagua en La Vega, Alejandrina se fajó
junto a la Esquina del Callejón y Luis Luna con la cantata y Ricardo
en los cueros e Indira con la radio, el cine y los títeres fuimos
llenando algunos barrios de alegría y de esperanza y nosotros
también comenzamos a respirar mejor (esta
crónica continuará)
Hermano, muy sentida y bien contada.
ResponderEliminarGracias por tu pronta lectura y comentario
Eliminar"Un fraffiti en una pared, una patrulla incendiada, doce bombas molotov, no transformaban una paìs, sòlo calman la angustia de un grupo de jòvenes inquietos"
ResponderEliminarKompañero graxias por kompartir una luxa una esperanza una accion....cada ves que escuche lo ocurrido sobre el 27F me imagine paso a paso, lo que hoy a traves de sus lineas no dejan de sorprenderme, pues es tal cual lo oì, tal cual lo recreè en mi mente...honor y gloria a todos y todas los y las compañeros compañeras caidos y caidas en kombate....la luxa kontinua...con molotov, con graffitis, con muxos y muxos jòvenes inquientos...cantando creando poder popular!!!....
Paloma. La historia de nuestros pueblos tiene en comun el atropello y la barbarie impuesta por estados opresores que se niegan a dejar que la gente sea coprotagonista de la construccion de su historia. Por eso no tenemos otro camino que defender y seguir comprometidos con este sueño
Eliminarhermano mío, al leer, mis lágrimas insisten en no olvidar lo que vivimos como pueblo antes y después de estos fatídicos días, hoy el gordo Edgar, Aleja, Beto, Luna, tu, yo y muchos y muchas seguimos "llenando algunos barrios" y pueblos "de alegría y de esperanza" y cada vez "nosotros también comenzamos a respirar mejor" por nuestras y nuestros muertos, por la justicia y por los sueños. Honor y Gloria al pueblo caído en nuestras calles asesinados x la 4ta. república!!!
ResponderEliminarIndira te amo hoy y siempre. No volverán. Tu eres parte protagonista de esta historia
Eliminargracias Javier por esta crónica tan humana, tan vivida, si es cierto, fueron diez mil, no podrá la cal de la indiferencia tapar tanta sangre y tanto dolor, de esta historia estamos hechos y ya nada volvió a ser igual, afortunadamente....Gracias compañerito, volví al sitio, sentí las calles de mi país y me siento orgullosa de que plumas como las tuyas, escriban la historia como es. Un abrazo hermanito, hasta pronto! Betsimar.
ResponderEliminarun abrazo para ti y gracias por compartir mi texto a través de tu lectura
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