Folio 23
a Francisco Ardiles
Allá
abajo en la calle, una retreta se abre paso a la madrugada, haciendo
coros gregorianos a ritmo de 6X8. En una habitación del piso 4, en el
edificio mas mugriento de esa vereda, un hombre se ha convertido en
cangrejo. Echado sobre algo que asemeja a un catre se sumerge en un
charco de angustias que no le permite morir ahogado, pero que le
humedece las entrañas. Allí rodeado de cientos de libros muy mal leídos,
subestimados algunos, sobreestimados la mayoría, parece penetrar la
vieja historia de sendak.
No halla atractivos, ni pasiones que inciten su escritura. Le resulta improductivo el suicidio (Es posible que nadie pueda notar su muerte)
Cada vez come menos, ahora no bebe, nunca fumo y el sexo, hace días se le escapó por los techos, junto a su gato negro y unas guacamayas que lo visitaban en las mañanas.
El hombre hace varias noches comenzó a leer a un surrealista que publica notas breves en el facebook.
Cuando le falla el internet la soledad lo
arrincona.
Por eso en los últimos días ha retomado las lecturas de Borges, de Saramago, de Silvia Plath, del viejo Ivo y claro de Juan Sánchez Peláez. Todo esto como tratando de encontrar interrogantes.
Él
sabe que la verdadera muerte acontece cuando se acaban las preguntas.
Hoy no hay internet, por esta noche solo lee, lee y lee, buscando
preguntas, interrogantes, dudas, que le abran el apetito a nuevas
pasiones que le permitan avanzar.
JJ
Bello texto my love
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