viernes, 31 de enero de 2020

REZO EL CREDO O CREDO DE AQUILES NAZOA

REZO EL CREDO 

O

CREDO DE AQUILES NAZOA









Creo en Pablo Picasso, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; 
 
Creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones, que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo, pero que cada día resucita en el corazón de los hombres; 
 
Creo en el amor y en el arte como vías  hacia el disfrute de la vida perdurable; 
 
Creo en los grillos que pueblan la noche de mágicos cristales; 
 
Creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa; 
 
Creo en la cualidad aérea del ser humano configurada en el recuerdo de Isadora Duncan abatiéndose como una purísima paloma bajo el cielo del Mediterráneo; 
 
Creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente debajo de la almohada de mi niña; 
 
Creo en la fábula de Orfeo; 
 
Creo en el sortilegio de la música, yo que en las horas de mi angustia, vi el conjuro de la Pavana de Fauré, salir liberada y radiante a la dulce Eurídice del infierno de mi alma; 
 
Creo en Rainer Maria Rilke, héroe de la lucha del hombre por la belleza, que sacrificó su vida al acto de cortar una rosa para una mujer; 
 
Creo en las flores que brotaron del cadáver adolescente de Ofelia; 
 
Creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar, 
 
Creo en un barco esbelto y distintísimo que salió hace un siglo al encuentro de la aurora; su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles, y junto sus sienes un resplandor  de estrellas; 
 
Creo en el perro de Ulises; en el gato risueño de Alicia en el País de las Maravillas, en el loro de Robinson Crusoe, en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta, en Baralfino caballo de Rolando y en las abejas que labraron su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero; 
 
Creo en la amistad como el invento más bello del hombre; 
 
Creo en los poderes creadores del pueblo; 
 
Creo en la poesía y en fin, creo en mi mismo, puesto que sé que hay alguien que me ama.
 
 
 
 
 
 
 
Aquiles Autobiográfico
Inicio

Nací en la barriada El Guarataro, de Caracas, el 17 mayo de  1920.
He estudiado muchas cosas, entre ellas un atropellado bachillerato, sin llegar a graduarme en ninguna.
He ejercido diversos oficios, algunos muy desagradables, otros muy pintorescos y curiosos, pero ninguno muy productivo, para ganarme la vida. A los doce años fui aprendiz en una carpintería; a los trece, telefonista y botones del Hotel Majestic; y luego domiciliero en una bodega de la esquina de San Juan, cuando esta esquina, que ya no existe, era el foco de la prostitución más importante de la ciudad.
Más tarde fui mandadero y barrendero del diario El Universal, cicerone de turistas, profesor de inglés, oficial en una pequeña repostería, y director de El Verbo Democrático, diario de Puerto Cabello. Durante los últimos diez años me he compartido entre las redacciones de Ultimas Noticias, El Morrocoy Azul, El Nacional, Elite y Fantoches, del que fui director.
Alguna vez fui encarcelado por escribir cosas inconvenientes, pero esto no tiene ninguna importancia. A cambio de ese pequeño disgusto, el oficio me ha deparado grandes satisfacciones materiales y espirituales.
Mi mujer y yo somos los dueños del único tándem o bicicleta de dos pasajeros que existe en Caracas. Muchos de los comentarios que este extraño vehículo suscita al pasar junto a los grupos de echadores, me sirven a las mil maravillas para sazonar lo que escribo.

Aquiles
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1950
El Ruiseñor de Catuche
 
 
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