viernes, 14 de diciembre de 2018

Una primera impresión de Antología sin descanso de María Alejandra Rendon







Antología sin descanso


Si existe alguna palabra que pueda describir mi primer acercamiento a "Antología sin descanso" de nuestra querida y celebrada poeta María Alejandra Rendón, de seguro es conmoción. Lo segundo y no menos importante la posibilidad de revivir mi capacidad de asombro, desde su voz y su entereza.

En los poemas de este libro publicado  por Ediciones Madriguera, (2018), y presentado en los espacios de Chocolate con cariño, durante la Filven 2018,  existe una fuerza poética de la mujer que ejerce su papel como constructora de un universo forjado en mil batallas, y el lenguaje le da la altura que alcanza en un trabajo comprometido con su tiempo histórico. 

La denuncia desde sus versos se arma de imágenes que logran dibujar una estética de la resistencia desde la condición de mujer. 

María Alejandra se arma de lenguaje para decirle al mundo: 

"sepan bien a quién entierran

no toda boca que se cierra

hace silencio" 

Nuestra poeta  está dispuesta a gritar, cantar, orar, para librar a la mujer, al ser humano, de la injusticia. 

Celebró este libro, esta edición, estos poemas. Celebró a María Alejandra Rendón









viernes, 16 de marzo de 2018

SOMARI DEL NOMBRE QUE FUE TACHADO




  R E S P E T O 




SOMARI DEL NOMBRE QUE FUE TACHADO


Será que hay nombres que pesan tanto
que hacen ruido infinito
que van más allá del licor
que torturan

será que hay nombres que no hay cartel que los sostenga sin atacar sensibilidades primitivas





José Javier Sánchez en aires y tono de Gustavo Pereira






lunes, 5 de marzo de 2018

Hoy cinco, hace cinco años

Hoy cinco, hace cinco años


Hoy hace 5 años, que estando en mi oficina en la torre norte del CSB, esperando la Inauguaración de Filven recibí la triste noticia de la muerte de un pana. Esa tarde, mas o menos a esta hora, la ciudad de caracas fue tomada por una neblina que bañó todo el capitolio y el centro de Caracas.

Salí de alli disparado al Teresa Carreño a conocer que pasaría con Filven y ya se había decidido suspender la feria temporalmente. Un dolor, una tristeza, una impotencia tomaba nuestro espíritu, no sabía que decir, tampoco me entró un ataque de llanto. 

Después de estar allí, decidí salir a tomar aire para asimilar esa perdida y nos fuimos, Betty Tovar, Angela Negrín y yo a buscar un espacio donde drenar el dolor. Nos fuimos a un sitio escondido de la ciudad pero no tan distante. 

Llegamos al "Bar Vigo" de La Candelaria Norte, un sitio que siempre frecuentaba con mi hermano Roger Herrera, que se carcterizaba en ese momento por su olor a orines y por su atención particular que se distinguía por ofrecer Sardinas fritas como pasapalo a los bebedores. Alli mucha gente estaba en el Bar tomando birras, y viendo la televisión, atrapados por una nostalgia y una tristeza colectiva. 

Allí si lloramos, compartimos anécdotas, experiencias cercanas, referenciales, con el amigo que partía a otra dimensión. allí lloramos y nos quedamos ese día con la incertidumbre del devenir. 

Fue un día de un vacío profundo, y lea que esta bien escrito. Un vacío profundo, que no lo llena nadie y que no tiene sustituto en esta dimensión política, militar, social, cultural en la que nos enfrentamos. 

Nos toca construir nuevos referentes. Avanzar. liderar, pintar presentes, con nuestras voces, nosotros los iguales.




lunes, 26 de febrero de 2018

LAS RAZONES POR LAS QUE ALGUIEN ALCANZA LA FAMA SUELEN SER FRÍVOLAS O INJUSTAS.

Artículo escrito por José Roberto Duque con Ilustración de Jessica Mena, tomado literal grata y arbitralmente de ;

http://epaleccs.info/yulimar-reyes-su-verdadero-impacto/





LAS RAZONES POR LAS QUE ALGUIEN ALCANZA LA FAMA SUELEN SER FRÍVOLAS O INJUSTAS. 

A YULIMAR LA RECORDAMOS POR SU TRÁGICA DESAPARICIÓN CUANDO DEBERÍAMOS HACERLO POR SU LABOR SOCIAL, A TRAVÉS DE LA CUAL DIO LO QUE A ELLA —Y A TANTOS— LE QUITÓ EL SISTEMA


POR JOSÉ ROBERTO DUQUE • @JROBERTODUQUE / ILUSTRACIÓN JESSICA MENA


La televisión, y en general los medios de información, la literatura o cualquiera de esas truculencias relacionadas genuina o tramposamente con el arte, suelen servir para inmortalizar la obra o vivencias de gente que la humanidad hace bien en atesorar como ejemplo o recuerdo. Esas truculencias también pueden ser y han sido buenas para inmortalizar el recuerdo de unos cuantos imbéciles olvidables. El caso es que es mentira que todo ser humano bañado en grandeza ha dejado algún registro documental o ha sido documentado con justicia por la industria de fabricar íconos: hay una vida frente a las cámaras (y ahora en las redes) y otra vida; la primera puede hacerte famoso, pero la segunda es la que te hace valioso.
Ejemplo: si la importancia de aquella chamita, estudiante de Letras de la UCV, llamada Yulimar Reyes, estuviera sujeta a lo que hizo o dijo frente a la única cámara de televisión que registró alguna vez sus palabras (minutos u horas antes de su muerte), su grandeza se reduciría a unas declaraciones en las que analizaba así el recién comenzado estallido del 27 de febrero de 1989: “Es por el alto costo de la vida, es por el pasaje, es por el aumento del salario, porque es mentira que ese aumento fue de treinta por ciento, en realidad ha sido de diez por ciento”. Le habían preguntado a qué se debía la protesta y ella se despojó de toda rimbombancia, de todo rebuscamiento, de toda actitud de líder o dirigente (que lo era); olvidó o dejó de lado el análisis profundo y la conexión con las lecturas que tenía, obvió las conversas con sus compañeros de militancia, y fue al grano, es decir, al pueblo (grano: semilla): respondió conforme al sentir de la gente que la rodeaba: el pueblo estalló porque había unas cosas que depauperaban su vida y esas cosas son esta, esta y esta. Dijo dos o tres generalidades sobre el paquete económico que Carlos Andrés Pérez le impuso a Venezuela, y ya está.

Pocos momentos después un disparo a corta distancia, efectuado por un policía (“el cabo Canelón”, así sin más señas) la convirtió en leyenda y en motivación de sus compañeros de generación.


DONDE SE FORJA EL ACERO

 

Si algún urbanismo califica como ejemplo de lo que no debe hacerse cuando se construyen viviendas para seres humanos, “eso” es Nueva Tacagua: una urbanización abortada que intentó convertirse en comunidad y en lo que se convirtió fue en un zombi de comunidad. Un clásico de las estafas a la nación: millones y millones invertidos en un plan de edificios residenciales que, antes de ser inaugurados, ya se estaban derrumbando junto con el precario terreno en el que fueron construidos. Es casi imposible meter en una misma frase el nombre de Nueva Tacagua y la palabra “ternura”, pero ya que hemos logrado la hazaña hay que rematar: en ese espacio donde, ya en los años 80, gobernaban la rata, el hampa, las enfermedades y la destrucción, fue donde Yulimar Reyes realizó su trabajo cultural.

En esa caricatura de unidad residencial llenó de cuentos, títeres y emociones a cientos de niños condenados a no ver otra cosa que un tejido social improbable. Llegaba, reunía a esos niños y vecinos del espanto, los ponía a escuchar y a decir historias y de pronto agarraba unos materiales y les daba forma a unos personajes: con basura o de la basura sacaba los materiales para hacer sus insólitos muñecos y esos muñecos cobraban vida. No llegaba a los 20 años y ya andaba en esos menesteres, para los que tenía tiempo a pesar de que también tuvo que estudiar, trabajar y enamorarse, entre otros asuntos en los que casi todo el mundo anda a esa edad. Por ejemplo, hacer la Revolución como se hacía en la época: sin reconocimientos oficiales, sin redes sociales, sin recursos, sin sueldo. Con las puritas ganas y el impulso de una vaina que llamaban conciencia.

En la Universidad Central de Venezuela encontró además tiempo y espacio para otra forma de militancia: la que se construye en la afiliación a un partido y la juntura con unos compañeros cabezacalientes. Con esos bichos tan violentos como ávidos de cultura comenzaba a desarrollar una singular trayectoria en la que siempre se veía reflejada y atravesada la paradoja dicha arriba: era violenta para manifestar y agitar pero tierna para hacer algunas dulces trampas, como por ejemplo “colear” a sus panas en las películas (era anfitriona o acomodadora en la sala de cine ubicada en ese edificio que hoy es sede de Unearte), entregarse al disfrute de la literatura, ser una muchacha universitaria de 20 años.
NO LLEGABA A LOS 20 AÑOS Y YA ANDABA EN ESOS MENESTERES, PARA LOS QUE TENÍA TIEMPO A PESAR DE QUE TAMBIÉN TUVO QUE ESTUDIAR, TRABAJAR Y ENAMORARSE, ENTRE OTROS ASUNTOS EN LOS QUE CASI TODO EL MUNDO ANDA A ESA EDAD
Es célebre la reconstrucción en retazos de sus últimas horas: incorporada a las protestas que habían estallado en Guarenas y en Caracas, andaba por la zona de San Agustín rodeada de pueblo y haciendo lo que el pueblo mandaba, cuando aparecieron los reporteros de un canal al que le interesaba debilitar al gobierno de turno, y le abrieron cámara y micrófono. Dijo lo que le dejaron decir, aunque no todo lo que dijo fue transmitido; tuvo tiempo de ir a un teléfono público y de comunicarse con su amiga y camarada Ana Teresa Gómez, a quien le dijo emocionada que iba a salir por televisión echando un breve discurso contra el gobierno. Ana Teresa y otros miles o millones de venezolanos hemos visto esa breve alocución, unos pocos la recordamos, pero ella misma no alcanzó a verse a sí misma en esa pantalla. Ana Teresa la recibió horas después en la morgue del Hospital Clínico Universitario, con un regaño por haberse dejado joder. Tenía 22 años y ya había cumplido su gigantesca misión en favor de otro mundo posible.

¿Huellas, homenajes y recordatorios? Que se sepa, existe un Centro de Documentación e Información (del Banco de la Mujer) que lleva su nombre. En la devastada Nueva Tacagua (que sigue vegetando, negándose a morir) también bautizaron “Yulimar Reyes” un centro de reuniones, igual que un preescolar o Simoncito en Maracay. Yulimar Reyes también se llaman o se llamaron varios concursos literarios y de documentales, varios murales o trabajos gráficos la recuerdan con las facciones con que apareció en la breve agitada televisiva que se lanzó antes de morir. Yulimar se llama en su honor mi hija mayor (homenaje de su mamá, otra de sus compañeras de militancia), y seguramente otras mujeres más. Pero ténganlo por seguro, y si fuera posible averiguar y confirmar esto apostaría lo que sea a que no estoy equivocado: la máxima obra de Yulimar Reyes fue el cambiarle o salvarle la vida a alguno o algunos de los niños de Nueva Tacagua. Alguno de ellos, alguna vez en su vida o en este mismo momento, debe haber recordado la tarde remota en que una muchacha bonita se apareció en su infierno familiar y le regaló un oasis de historias y muñecos. Alguien tiene que haber por ahí, convertido en treintón o cuarentón, que tenga memoria de ese acontecimiento. Ayúdenme a buscar a alguno o algunos de esos seres humanos impactados por Yulimar, porque estoy seguro de que existen.

ÉPALE 266

miércoles, 10 de enero de 2018

Qué decir de la palabra, el verso, el poema, el taller? ¿Qué decir de la vida?






¿Qué decir de la palabra, el verso, el poema,
 el taller? ¿Qué decir de la vida?


La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior”

Octavio Paz



Asirse de la palabra, el verso, la imagen, es búsqueda que puede convertirse en obsesión, si no se les precede del acto de la conciencia. Algunas veces las palabras pueden sonar vacías o pretender rellenar lo que para nosotros ni siquiera es ausencia o soledad. 



 
La palabra como disparadora del pensamiento abstracto, la palabra como testimonio del sentir, la palabra como prueba finita de que existimos en un tiempo y en un espacio definido. Como constatación de que somos seres de un tiempo, que jugamos un rol que sera juzgado por la historia.



Asumimos la dirección de un taller de poesía dándole valor y respeto a la palabra. No a la palabra como manufactura del escritor, Si a la palabra como representación del pensamiento conciente, pre-concebido, amalgamado, escanciado. Para ello apostamos al método robinsoniano en el cual, un taller es un ejercicio andragógico.



Nuestro taller de poesía rompe con la pasividad del pensamiento estéril, de allí que nuestro taller se nutre con la voz de los grandes,  dialoga con los poetas contemporáneos e impulsa a las nuevas voces, no para que se conviertan en voces suicidas ni para que se enclaustren en diálogos con divinidades omniscientes, si para que se liberen y tomen vuelo, asaltando los aires y haciendo de la palabra y del poema, testimonio de rebelión.


Este taller dialoga con las voces del mundo; nos ha hecho reconocer, mas allá del ego que nos envuelve, que no estamos solos en el hecho de la palabra. Que nuestra forma no es la única, que no somos la tapa del frasco, el último legado, lo post-apocaliptico. Y es por ello que en cada sesión queremos discurrir por las imágenes, que nos brinda la poesía universal


En nuestro taller el universo también queda en Maracaibo, en Carora, en Nueva Esparta, en Altagracia de Orituco, en Santa Rosalia, en Escuque en Valera. Nuestra mayor rebeldía, es reconocer la rebeldía del otro, beber de ella y decir en la palabra, yo también tengo la palabra



Para ello somos orfebres, arquitectos, músicos, monjes, soldados, juglares y para lograrlo, la alquimia vive en nuestro interior y la espiritualidad nos corre en la sangre. Hemos bebido de San Juan de la Cruz, de Baudelaire, de Santa Teresa, de Artaud; hemos gozado con Lydda, con María Calcaño; hemos honrado a Palomares a Pereira; hemos aprendido con Calzadilla y no paramos de leer, no paramos de buscar, no paramos de intentar, de insistir en ese trabajo diario con la palabra

 
Para esta muestra poética que presentamos hoy, surge un nombre Agave. Desde una reflexión marcada por el deseo de querer reconocernos como diversidad, y en esa nuestra diversidad, coincidimos, de que existe en este tiempo algo capaz de unir a los mas disimiles conversadores, poetas, artistas. Algo que es representación de lo que somos en este tiempo y que a su vez es símbolo de resistencia, ante todo lo que pretende convertirnos en gente triste y derrotada. Por que cierto es, que asistimos todos los jueves al taller de poesía a reencontrarnos con la esperanza, a cargar baterías y a continuar trazando rutas que nos permitan seguir construyendo un mejor país y una mas digna realidad



Como el agave, la nobleza es parte de nuestro espíritu. Somos un grupo que genera el sano placer de la ebriedad; cargado de dulzor en nuestra dimensión humana; capaz de brindar abrigo desde nuestra fortaleza; somos un taller abierto para las gentes que quieran convivir desde la poesía; podemos generar música como ángeles y ruido como demonios. Nuestra nobleza no nos hace indefensos, tenemos la capacidad y la posibilidad de defender la dimensión humana , los afectos, y a cada uno de nosotros, desde esa misma condición que nos conforma. Somos cáliz de comunión, chute de cocuy, pan de domingo, beso de novio, abrazo de hermano, solidaridad de compañeros. Para todo el que desea compartir su poema o disfrutar de lo que generamos las puertas de nuestro taller están abiertas y por esta vez brindamos con estos versos para ustedes lectores del mundo.



 



 

Esperamos compartir el elixir de estos poemas con la clara convicción de seguir encontrándonos en ese transito infinito por la palabra