lunes, 1 de junio de 2009

Oración a la Ciudad

Oración a la Ciudad

Madre Ciudad que esta en la calle
En la casa en el tráfico en el alba
nunca duermes desandando los días
Te adorna el río te abriga la montaña
eres montaña, río, asfalto,
palacio público y casa pintada al borde los cerros
Esencia y deseo de fiesta
cabellera mojada sobre espalda de fémina
cuerpos triturándose en el subterráneo
silencio de rascacielos

Ciudad Madre Matriarca
Tus hijos apostamos a ti
Para ser cada uno
mejor persona o delincuente
ratero o ladrón de cuello blanco
medico o espiritista
Prostituta o meretriz
Para concebir la caridad o ser solidario
y enamorarnos mil veces

Ciudad te cargo incrustada en el pecho
nunca me abandonas
Viajas conmigo al llano a los andes y a la patagonia
para evocar nostalgias
para sabernos constituidos en amalgamas de Ávila, sabana grande, salsa vieja, arepas y cerveza

Ciudad que me permites
Convertirte en pueblito y metrópolis
en mercado de hortalizas y súper mall
con concierto de opera y parranda de niño
con sancocho y langosta
con franela roja, verde y gris

Ciudad
Caracas mi ciudad
de edificios intoxicados y borrachos vagando por autopistas
de recitales en medio de balas
de velorios de cruz
de libros lloviendo en bulevares
de plazas ebrias
de bellas desandando universidades hospitales iglesias
de vírgenes en burdeles en ranchos en tiendas de ropa y en quebradas
de mujeres hermosas

Dios me bendiga hombre
por tanta belleza caraqueña

Dios te bendiga bella
y borre la vanidad y el machismo
que tu nuestra ciudad sigas siendo montaña y río
Montaña firme río en cauce
así como en mi pecho
ciudad que me habitas
mi ciudad mi caracas
José Javier Sánchez

lunes, 25 de mayo de 2009

reseñas en otros blog

Una abuela es una casa




Una abuela es una casa





               a la memoria de Isola Linares de Sánchez, 
                                                                mi abuela




Yo también tuve una casa como las que obsequia el poeta Luis Alberto

pero jamás un padre como el Inmigrante de Gerbasi.

Mi Infancia transcurrió junto a mi abuela
que llevaba consigo una inmensa biblioteca adherida a la memoria.

Mi casa era un jardín encerrado en ruinas marginales de techos de zinc repletos de goteras...

Mi abuela trajo al mundo diez lumbreras
que en el transcurso de la vida se le fueron convirtiendo
en cosas inferiores a mecheros de kerosén,
de los que he visto en algunos caseríos de Lara.

En esa casa el sol se llamaba mi abuela.

Lo más hermoso de mi casa era el jardín, el altar de los santos y su cuarto,
los cuales edificó a fuerza de ilusiones.

Ella me dio a probar el algarrobo
y me enseñó a desenterrar lombrices y misterios de la tierra;
me presentó al Ángel de la guarda
y aprendí a amar a las mujeres a través de María,
a convertir cristianos con el agua bendita,
y a luego en un novenario expulsarlos de la tierra.

Con ella construí pesebres
y lloré por más de cinco años la muerte de Cristo.

Ella me enseñó que el marxismo
era el cristianismo sin Jesús y sus apóstoles.

Mi abuela era mi casa.

Mi casa era mi abuela.

Cuando ella murió, supe también que ella era el hogar;
el techo, el piso, las paredes,
las ventanas y hasta las mismas cuerdas
donde colgaba mi espíritu cuando era derrotado.

Y con su brisa me secaba los dolores.

Y me reanimaba con la gran oración de sus abrazos.

En mi casa

con mi abuela.




Libros Publicados






Fragmentos para una menoria. 
el perro y la rana 2007


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Una mirada por la Décima Urbana. 
Antologia de decimistas. 


 

el perro y la rana 
Sist Nac, de Imprentas. Caracas. 2008
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Una mirada por la Décima Urbana. 
Antologia de decimistas. 
el perro y la rana 
Sist Nac, de Imprentas. Caracas. 2008


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Hasta que el recuerdo lo permita. 
el perro y la rana 
Sist Nac, de Imprentas. Miranda. 2009





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Código Postal 1010. 
Monte Avila Editores. 2010