lunes, 25 de abril de 2016

Folio 23


 

Folio  23



a Francisco Ardiles



Allá abajo en la calle, una retreta se abre paso a la madrugada, haciendo coros gregorianos a ritmo de 6X8. En una habitación del piso 4, en el edificio mas mugriento de esa vereda, un hombre se ha convertido en cangrejo. Echado sobre algo que asemeja a un catre se sumerge en un charco de angustias que no le permite morir ahogado, pero que le humedece las entrañas. Allí rodeado de cientos de libros muy mal leídos, subestimados algunos, sobreestimados la mayoría, parece penetrar la vieja historia de sendak.

No halla atractivos, ni pasiones que inciten su escritura. Le resulta improductivo el suicidio (Es posible que nadie pueda notar su muerte) 

Cada vez come menos, ahora no bebe, nunca fumo y el sexo, hace días se le escapó por los techos, junto a su gato negro y unas guacamayas que lo visitaban en las mañanas.

El hombre hace varias noches comenzó a leer a un surrealista que publica notas breves en el facebook. 

Cuando le falla el internet la soledad lo arrincona.

Por eso en los últimos días ha retomado las lecturas de Borges, de Saramago, de Silvia Plath, del viejo Ivo y claro de Juan Sánchez Peláez. Todo esto como tratando de encontrar interrogantes. 

Él sabe que la verdadera muerte acontece cuando se acaban las preguntas. 

Hoy no hay internet, por esta noche solo lee, lee y lee, buscando preguntas, interrogantes, dudas, que le abran el apetito a nuevas pasiones que le permitan avanzar.



JJ







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