jueves, 25 de abril de 2013

Aquiles Nazoa. Tres poemas a 37 años de su partida

--> -->



Aquiles Nazoa
El Guarataro 17 de mayo de 1920 - entre Caracas y Valencia  26 de abril de 1976
-->
Este 26 de abril se cumplen 37 años de la partida trágica de Aquiles Nazóa. Un hombre que dedicó su vida a hacer valer las cosas mas sencillas y los valores mas profundos del sentimiento humano. Nacido en la zona populosa de caracas, El Gurarataro, no renego su condición humilde y desde ella exaltó una poética de la sencillez y la belleza, del humor afinado, y la ternura infinita, que sublima la condición humana. Este Inmenso creador con su Rezo el Credo nos brinda una gama de universos literarios que hablan de la literatura universal, nos aproxima a los clásicos de la dramaturgia, de la poesía y la prosa, Un excelente cronista y un fabulador de la supervivencia humana, Aquiles Nazóa, nos acerca desde el Cochino como personaje asume mil rostros, su maravilloso mundo de las muñecas de trapo, la exaltación del campesino como hombre poseedor del saber humano, al corpus de un escritor extraordinario.
Hoy presento tres textos, conocidos y merecidos, a los lectores venezolanos y del mundo para que sigamos bebiendo de la sencillez y belleza de su literatura

Aquiles

Que Vivas

por siempre







Rezo el Credo o Credo de Aquiles Nazóa

Creo en Pablo Picasso,Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra;
creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y de los ratones,
que fué crucificado, muerto y sepultado por el tiempo ,
pero que cada día resucita en el corazón de los hombres,
creo en el amor y en el arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable,
creo en el amolador que vive de fabricar estrellas de oro con su rueda maravillosa,
creo en la cualidad aérea del ser humano,
configurada en el recuerdo de Isadora Duncan abatíendose
como una purísima paloma herida bajo el cielo del mediterráneo;
creo en las monedas de chocolate que atesoro secretamente
debajo de la almohada de mi niñez;
creo en la fábula de Orfeo, creo en el sortilegio de la música,
yo que en las horas de mi angustia ví al conjuro de la Pavana de Fauré,
salir liberada y radiante de la dulce Eurídice del infierno de mi alma,
creo en Rainer María Rilken héroe de la lucha del hombre por la belleza,
que sacrificó su vida por el acto de cortar una rosa para una mujer,
creo en las flores que brotaron del cadaver adolescente de Ofelia,
creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar;
creo en un barco esbelto y distantísimo
que salió hace un siglo al encuentro de la aurora;
su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles,
junto a sus cienes un resplandor de estrellas,
creo en el perro de Ulises,
en el gato risueño de Alicia en el país de las maravillas,
en el loro de Robinson Crusoe,
creo en los ratoncitos que tiraron del coche de la Cenicienta,
el beralfiro el caballo de Rolando,
y en las abejas que laboran en su colmena dentro del corazón de Martín Tinajero,
creo en la amistad como el invento más bello del hombre,
creo en los poderes creadores del pueblo,
creo en la poesía y en fín,
creo en mí mismo, puesto que sé que alguien me ama...



.....................................







Balada de Hans y Jenny



Verdaderamente, nunca fue tan claro el amor como cuando Hans Christian Andersen amó a Jenny Lind, el Ruiseñor de Suecia.

Hans y Jenny eran soñadores y hermosos, y su amor compartían como dos colegiales comparten sus almendras.

Amar a Jenny era como ir comiéndose una manzana bajo la lluvia. Era estar en el campo y descubrir que hoy amanecieron maduras las cerezas.

Hans solía cantarle fantásticas historias del tiempo en que los témpanos eran los grandes osos del mar. Y cuando venía la primavera, la cubría con silvestres tusilagos las trenzas.

La mirada de Jenny poblaba de dominicales colores el paisaje. Bien pudo Jenny Lind haber nacido en una caja de acuarelas.

Hans tenía una caja de música en el corazón, y una pipa de espuma de mar, que Jenny le diera.

A veces los dos salían de viaje por rumbos distintos. Pero seguían amándose en el encuentro de las cosas menudas de la tierra.

Por ejemplo, Hans reconocía y amaba a Jenny en la transparencia de las fuentes y en la mirada de los niños y en las hojas secas.

Jenny reconocía y amaba a Hans en las barbas de los mendigos, y en el perfume de pan tierno y en las más humildes monedas.

Porque el amor de Hans y Jenny era íntimo y dulce como el primer día de invierno en la escuela.

Jenny cantaba las antiguas baladas nórdicas con infinita tristeza.

Una vez la escucharon unos estudiantes americanos, y por la noche todos lloraron de ternura sobre un mapa de Suecia.

Y es que cuando Jenny cantaba, era el amor de Hans lo que cantaba ella.

Una vez hizo Hans un largo viaje y a los cinco años estuvo de vuelta.

Y fue a ver a su Jenny y la encontró sentada, juntas las manos, en la actitud tranquila de una muchacha ciega.

Jenny estaba casada y tenía dos niños sencillamente hermosos como ella.

Pero Hans siguió amándola hasta la muerte, en su pipa de espuma y en la llegada del otoño y en el color de las frambuesas.

Y siguió Jenny amando a Hans en los ojos de los mendigos y en las más humildes monedas.

Porque verdaderamente, nunca fue tan claro el amor como cuando Hans Christian Andersen amó a Jenny Lind, el Ruiseñor de Suecia.




.......................................................................................................




La historia de un caballo que era bien bonito


Yo conocí un caballo que se alimentaba de jardines.
Todos estábamos muy contentos con esa costumbre del caballo; y el caballo también porque como se alimentaba de jardines, cuando uno le miraba los ojos las cosas se veían de todos los colores en los ojos del caballo.
Al caballo también le gustaba mirarlo a uno con sus ojos de colores, y lo mejor del asunto es que con los ojos de ese caballo que comía jardines se veían todas las cosas que el caballo veía, pero claro que más bonitas, porque se veían como si tuvieran siete años. Yo a veces esperaba que el caballo estuviera viendo para donde estaba mi escuela. El entendía la cosa y miraba para allá, y entonces mi hermana Elba y yo nos íbamos para la escuela a través de los ojos del caballo.
¡Qué caballo tan agradable!
A nosotros cuando más nos gustaba verlos era aquellos domingos por la mañana que estaban tocando la retreta y ese caballo de colores llegaba por ahi vistiéndose de alfombra por todas partes que pasaba.
Yo creo que ese caballo era muy cariñoso. Ese caballo tenía cara de que le hubiera gustado darle un paseíto a uno, pero quien se iba a montar en aquel pueblo en un caballo como ese, pues a la gente de ahí le daba pena; ahí nadie tenía ropa aparente.
Como sería de bonito ese caballo que con ese caballo se alzó Miranda contra el gobierno porque se inspiró en el tricolor de sus labios y en el rubio de sus ojos.
Ese caballo si se veía bonito cuando estaban tocando ahí esa retreta y el Señor Presidente de la Sociedad de Jardineros lo traía para que se desayunara en la plaza pública.
Que caballo tan considerado. Ese caballo podía estar muy hambriento, pero cuando los jardineros lo traían para que se comiera la plaza, el sabia que en el pueblo había mucha gente necesitada de todo lo que alli le servían, y no se comía sino a los músicos.
Y los músicos encantados. Como el caballo estaba lleno de flores por dentro, ellos ahí se sentían inspirados y se la pasaban tocando música dentro del caballo.
Bueno, y como el caballo se alimentaba de jardines y tenía todos los colores de las flores que se comía, la gente que pasaba por ahí y lo veía esperando que los jardineros le echaran su comida decían: míreme ese caballo tan bonito que está ahí espantándose las mariposas con el rabo.
Como sería de bonito ese caballo que con ese caballo se alzó Miranda contra el gobierno porque se inspiró en el tricolor de sus labios y en el rubio de sus ojos.
Y el caballo sabía que decían todo eso, y se quedaba ahí quietecito sin moverse para que también dijeran que aquel caballo era demasiado bonito para vivir en un pueblo tan feo, y unos doctores que pasaron lo que dijeron es que lo que parecía ese caballo es que estaba pintado en el pueblo.
¡Así era de bonito ese caballo!
Todo el mundo era muy cariñoso con ese caballo tan bonito, y más las señoras y señoritas del pueblo, que estaban muy contentas con aquel caballo que se alimentaba de jardines. ¿No ve que como consecuencia de aquella alimentación lo que el caballo echaba por el culito eran rosas?
Así, cuando las damas querían adornar su casa o poner un matrimonio, no tenían más que salir al medio de la calle y recoger algunas de las magníficas rosas con que el caballo le devolvía sus jardines al pueblo.
Una vez en ese pueblo se declaró la guerra mundial, y viendo un general el hermoso caballo que comía jardines, se montó en él y se lo llevó para esa guerra mundial que había ahí, diciéndole: mira caballo, déjate de jardines y de maricadas de esas y ponte al servicio de tal y cual cosa, que yo voy a defender los principios y tal, y las instituciones y tal, y el legado de yo no se quien, y bueno, caballo, todas esas lavativas que tu sabes que uno defiende.
Apenas llegaron ahí a la guerra mundial, otro general que defendía el patrimonio y otras cosas así, le tiró un tiro al general que estaba de este lado de la alcabala, y al que mató fue al caballo que se alimentaba de jardines, que cayo a tierra echando una gran cantidad de pájaros por la herida porque el general lo había herido en el corazón.
La guerra por fin tuvo que terminarse porque si no hubiera quedado a quien venderle el campo de batalla.
Después que terminó la guerra, en ese punto que cayó muerto el caballo que comía jardines, la tierra se cubrió de flores.
Una vez venía de regreso para su pueblo uno que no tenía nombre y estaba muy solo y había ido a recorrer mundo buscando novia porque se sentía bastante triste, ¿no ve que le mataron hasta el perro con eso de la defensa de los principios y tal?, y no había encontrado novia alguna porque era muy pobre y no tenia ninguna gracia.
Al ver ese reguero de flores que había ahí donde había muerto el caballo que comía jardines, el hombre cogió una de su gusto y se la puso en el pecho. Cuando llegó al pueblo encontró a su paso una muchacha que al verlo con su flor en el pecho, dijo para ella misma: que joven tan delicado que se pone en el pecho esa flor tan bonita. Hay cosas bonitas que son tristes también, como esa flor que se puso en el pecho ese joven que viene ahí. Ese debe ser una persona muy decente y a lo mejor es un poeta.
Lo que ella estaba diciendo dentro de ella con ese asunto, el hombre no lo escuchó con el oído, sino como lo oyó fue con esa flor que tenía en el pecho.
Eso no es gracia; cualquiera pude oír cosas por medio de una flor que se ha puesto en el pecho. La cuestión es que uno sea un hombre bueno y que reconozca que no hay mayores diferencias entre una flor colocada en el pecho de un hombre y la herida de que se muere inocentemente en el campo un pobre caballo.
Qué iba a hacer, le regaló a aquella bonita muchacha la única cosa que había tenido en su vida, le regaló a la muchacha aquella flor que le servía a uno para oír cosas: ¿quién con un regalo tan bueno no enamora inmediatamente a una muchacha?
El día que se casaron, como el papá de ella era un señor muy rico porque tenía una venta de raspado, le regaló como veinticinco tablas viejas, dos ruedas de carreta y una moneda de oro.
Con las veinticinco tablas el hombre de la flor se fabricó una carreta y a la carreta le pintó un caballo, y con la moneda de oro compro una cesta de flores y se las dio de comer al caballo que pinto en la carreta, y ese fue el origen de un cuento que creo haber contado yo alguna vez y que empezaba: "Yo conocí un caballo que se alimentaba de jardines".
 

2 comentarios:

  1. En medio de tanta aridez, esta lectura viene a decir a oído, muy en susurro, que es posible transformar la lluvia de arena en un mágico rocío.
    Mónica Morón Cotes

    ResponderEliminar
  2. Compartir en Facebook

    LUIS BRITTO GARCÍA | PARE DE SUFRIR | 06:00 a.m.
    Tras la capucha
    ¿Qué esconde el terrorismo encapuchado?
    1 En un relato de García Márquez figura una pensión que en lugar de excusados ofrece máscaras para que sus clientes hagan sus necesidades en plena calle. Oculta el rostro quien se avergüenza. ¿Qué esconde el terrorismo encapuchado?

    2 Medios nacionales e internacionales pretenden presentar a los terroristas como “estudiantes” y “pacíficos”. Las cifras dicen otra cosa. La fiscal Luisa Ortega Díaz revela que unas 174 personas quedan privadas de libertad mientras avanzan las averiguaciones. De estas, apenas 12 eran estudiantes, menos de 7%. A principios de mayo las autoridades allanan campamentos que mantienen focos de perturbación, y detienen a 243 personas. No más de 20% de ellas estudian. Vigilantes de la UCV detienen a cinco violentos armados. Solo uno era estudiante, pero de otra universidad.

    3 La Fiscal General revela que 49 de las 190 pruebas de droga practicadas a opositores detenidos en el desalojo de los campamentos dieron positivo. No parece comportamiento ejemplar de defensa de derechos políticos. ¿Quieren el poder para imponer al resto de la población sus modelos de conducta?

    4 El ministro de Interior y Justicia declara que entre los detenidos figuran 58 extranjeros, 21 comprobadamente paramilitares colombianos, otros con órdenes de captura en Interpol, otros terroristas buscados en Medio Oriente: algunos en posesión de arsenales de armas y sustancias incendiarias, muchos con prontuarios de narcotráfico. De triunfar estos forasteros, ¿ejercerán sus pacíficas profesiones desde el poder?

    5 Tras la capucha, mienten medios internacionales y nacionales, se ocultan seres “pacíficos”. Entre el 12 de febrero y mayo la violencia que desencadenan arroja un saldo provisional de 42 muertos, en las categorías siguientes: 1) 20 víctimas fatales bolivarianas, que comprenden 9 militantes del Psuv y agrupaciones sociales afines, 10 miembros de cuerpos de seguridad pública del Estado (GNB, PNB y el Sebin) y un fiscal del Ministerio Público. 2) 15 ciudadanos cuya filiación política no se conoce, víctimas de diversos episodios de violencia. 3) El resto de víctimas fatales se podrían adscribir a la oposición, de los cuales solo 8 fallecieron por actos imputables a las autoridades, y 7 fueron víctimas de incidentes creados por cortes viales o sus propios actos: uno murió al accionar un mortero improvisado, otro se electrocutó al reponer un obstáculo para una barricada, un tercero cayó desde la azotea de su propia casa.

    6 Tal masacre no se debe a “estudiantes”, “desarmados” y mucho menos “pacíficos”. Parte considerable de los bolivarianos perecieron por disparos en la cabeza, a veces desde larga distancia. Una estudiante opositora falleció de un tiro en la nuca, asestado desde las propias filas de la manifestación opositora. Tampoco es táctica estudiantil el incendio y destrucción de cerca de un centenar de unidades de transporte colectivo, de varias centrales eléctricas, universidades, bibliotecas y un preescolar con 89 niños dentro.

    7 Ninguna proclama, manifiesto o plan de gobierno ha sido esgrimido como excusa para esta hecatombe de compatriotas. Ocultamos nuestros propósitos cuando son más inconfesables que nuestros actos. Una masiva campaña de incendios y asesinatos no se mantiene durante más de tres meses sin complicidades ni financiamiento ¿Levantamos un poco más la capucha terrorista? Tras ella atisban la CIA, la Usaid, la NED, las mil y una ONG creada para distribuir sus fondos y los de los empresarios para pagar mercenarios, los partidos opositores que no han condenado el terrorismo, la Fundación Internacionalismo para la Democracia, de Álvaro Uribe Vélez, el Paquete Neoliberal que privatizará Pdvsa y la educación, la salud y la seguridad social, y traerá de regreso los niveles de pobreza de 70% del siglo pasado. Te conozco, mascarita. No me trates de engañar.

    Leer más en: http://www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas/pare-de-sufrir---luis-britto-garcia/tras-la-capucha.aspx#ixzz326TRoPKT

    ResponderEliminar